Personajes en una cultura global
Gerry Boyle (Brendan Gleeson) es irlandés y policía de un pequeño pueblo, aparentemente tiene una visión del mundo un tanto acotada, le gustan las prostitutas, tiene como informante y amigo a un excéntrico chico que recorre sus dominios en una ridícula bicicleta y a una madre (Fionnula Flanagan) que se está muriendo.
Su rutina de accidentes en la ruta con adolescentes borrachos cambia con la llegada de Wendell Everett (Don Cheadle), un eficiente, metódico y enérgico agente del FBI que investiga una banda de narcotraficantes que hará una importante transacción en las costas de Irlanda.
En los primeros minutos, planteado el choque entre Garry Wendell, podría pensarse que se está frente a una típica buddy movie –película de pareja dispareja, de dos protagonistas opuestos que terminan asociándose–, pero enseguida El guardia comienza a complejizarse, en principio con el rico perfil de los personajes, todos atravesados por la cultura globalizada lo que da pie a decenas de chistes sobre la cultura estadounidense vs la británica, la británica vs la irlandesa y la dublinense vs el interior profundo irlandés.
El debutante John Michael McDonagh apuesta a la tradición del sardónico humor británico y deja que el relato entero descanse sobre el corpulento Brendan Gleeson, un gran actor “de carácter”, de esos que sostienen la escena mientras el protagonista hace lo suyo –ya sea Mel Gibson en Corazón valiente desmembrando ingleses imperialistas o Cillian Murphy liderando un grupo de sobrevivientes en un mundo plagado de zombies en Exterminio–, y que aquí demuestra su oficio en una comedia triste y compleja, con sutilezas e inteligente en sus elecciones. Una joyita que llega a la cartelera en medio de prepotentes tanques millonarios sin alma.