Está claro que Brendan Gleeson es un gran actor, en especial cuando sus personajes necesitan de un matiz de personalidad que logre fomentar y profundizar su guión, y aquí, acompañado por un elenco que logra lucirse por su imprevisibilidad e histrionismo, por un libreto inteligente y muy divertido, y por una correcta dirección, su interpretación se convierte en una ficha fundamental para el disfrute de esta particular y delirante comedia.