Humor para irlandeses
Lamento no compartir el entusiasmo de la mayoría de la crítica, pero esta película me pareció más que una comedia distinta, una comedia aburrida y pasada de rosca, con un aire "independiente" de esos a los que se la va la mano en los matices bizarros. Aquí la ridiculez no entretiene, no arranca sonrisas, es sólo ridiculez.
El personaje de Brendan Gleeson, el sargento Gerry Boyle, es sin dudas entrañable, entretenido y atractivo en una manera que genera culpa en el espectador por lo incorrecto. Es racista, putero, desalmado y frontal como toro ciego, pero esto sumado al lado humano y tierno que demuestra en algunas escenas, resulta irresistible. Sólo por Gerry le doy crédito a esta comedia con pretensiones snobistas.
Lo demás fue totalmente ridículo, presentando situaciones sin sentido que se iban poniendo cada vez más estúpidas y bizarras a medida que avanzaba el metraje. La película duró unos 95 minutos que parecieron 150 minutos, en los que cada tanto se escuchaba alguna sonrisa vaga por la sala. Tiene algunos momentos divertidos, pero son muy pocos, además de que está plagada de humor regional que por estos pagos no entendemos ni a palos. Abundaron los chistes citando a personajes que supongo serán irlandeses o europeos, lo que provocaba mirarse la cara con el de al lado para ver si alguno sabía a quien se estaba refiriendo.
Me dio la sensación de que podría haber sido una comedia mucho más divertida ya que se notaba una mano inteligente en los diálogos, pero creo que se pasaron de rosca par agradar en los festivales idólatras del cine bizarro.
El ritmo es de tortuga, pero eso no fue lo que más me molestó, sino el constante esfuerzo por ridiculizar la trama queriendo convencer al espectador de estar frente una comedia "distinta", cuya traducción sería, una comedia con "clase". A mí me resultó aburrida y totalmente densa.