Gerry, un tipo genial
Un policía irlandés, entre racista y borrachín, es el personaje con que Brendan Gleeson logra meterse al público en el bolsillo.
El paisaje es el campo irlandés. Cerca de la costa. Unos jóvenes vienen a toda velocidad por la ruta, cambiando de carril, cuando pasan donde está, escondido, un patrullero. El automóvil vuelca. El policía se acerca, los revisa, encuentra droga. La prueba.
Gerry Boyle es el sargento al que hace mención el título ( El guardia ), una película que, en su apariencia, sus tonos, su buen humor, la integridad de sus personajes, recuerda a otra gran película, Un tipo genial (1983). En aquella película que transcurría en Escocia, con Burt Lancaster y música de Mark Knopfler, todo era más altruista, si se quiere. Aquí, Gerry recibe la visita de un agente del FBI, ante el inminente arribo de unos narcotraficantes.
Difícil de estimar con precisión cuál es el mayor atractivo de Gerry. Es un tipo simple. También, de ideales. Inclaudicable. Pero cuando hace comentarios de tinte racista no se sabe si es en broma u ocupan en serio su pensamiento. O directamente dice y actúa sin pensar. Gerry siente que puede llamar a unas prostitutas en su día libre, y no cambiar su determinación aún si con eso pone en riesgo la misión de detener a los narcos.
Es que Gerry es un hombre libre dentro de un pueblito en el que la corrupción es tan amplia como el paisaje. Y tan abundante como las pintas que se bebe una detrás de otra.
El guardia tampoco es fácil de definir. Es un thriller, pero también comedia. Y si se quiere hilar más fino, un drama sobre un hombre solitario enmarcado en una sociedad rural, empequeñecida y –él- sin futuro aparente.
Los diálogos –cáusticos, socarrones, de inesperados remates- le confieren al relato un tono apenas disimulado de obra teatral, todo desmentido a partir del ágil manejo de las situaciones y de la cámara del novel director John Michael McDonaugh. La paleta de color que utiliza para re tratar y caracterizar los interiores y los paisajes son también muestras de un talento a seguir.
Pero lo fundamental en El guardia es el casting realizado. El elenco es soberbio. Comenzando por Brendan Gleeson, el grandote rubio que ha pasado en general como actor de reparto (en otra novedad de este jueves, Protegiendo al enemigo , y en infinidad de títulos, con muy pocos protagónicos como éste). Gleeson hace que Gerry sea imprevisible y querible. Ya sea robándole a un niño algo que éste ya robó, como manteniendo esos filosos diálogos con el agente del FBI que compone Don Cheadle, un actor (y un personaje) que están en las antípodas, excepto por su integridad.
Entre los narcotraficantes, Liam Cunningham (otro irlandés que también está en Protegiendo...
), Mark Strong y David Wilmot son por momentos como Los tres chiflados , cuando no se vuelven personajes de un film noir de la mejor cepa.
Refrescante en todos los sentidos, El guardia es un título, si a usted le gustan los thrillers y los personajes con más de un perfil, como para no perdérselo.