Crónica de un niño solo
Un relato con altibajos que por fragmentario choca contra su mayor necesidad: mantener la emoción.
Con aciertos y errores, El gurí, la película de Sergio Mazza (Gallero) recupera para el cine argentino el tema de la niñez, la mirada de la niñez desde un pueblo de provincia. Es la crónica de un niño solo, abandonado, sumergido en una confusa historia propia y de vecinos en la que abundan las contradicciones. Como en la vida real.
Gonzalo, el gurí, vive con su bisabuela y su hermanita de 8 meses días decisivos. Espera a su madre, una ex prostituta que huyó enferma de este caserío entrerriano asediado por la soledad. Pero Camila, su madre (Belén Blanco) no volverá, y eso lo sabemos pronto. No hay misterio allí, sólo un entramado de vínculos que de a poco logramos despejar en una atmósfera opresiva, que apenas se disipa con el paisaje del río y los juegos infantiles. Y siempre de la mano de Gonzalo, que debe elegir su camino en un pueblo plagado de dramas y sueños truncados, en donde las alternativas se agotan en un par de manzanas a la redonda.
Hay un hallazgo en Maximiliano García, el niño protagonista, que sin embargo choca con las dificultades de otros personajes en un elenco variopinto. La opaca y dubitativa pareja de Julio (Daniel Aráoz) y Alicia (Susana Hornos), y su trágica historia. El lugar indefinido de Felipe (Federico Luppi), incluso la inverosímil enfermedad terminal de Camila, que mantiene distancia con su propio drama. Ayuda Lorena (Sofía Gala) que, pese a su fortuita y forzada inclusión en la historia, aporta una mirada esperanzadora sobre este pueblo que se consume. Su personaje funciona por oposición, desde afuera, traccionando en un puñado de escenas los limitados vínculos y emociones que los habitantes del lugar no se permiten. No pueden.
Retratos fragmentarios de personajes contenidos. Emociones que llegan por la proyección y verosimilitud de historias parecidas más que por el clima que construye la trama. Preocupación por las decisiones de un niño, el gurí, que asume un destino de orfandad.