Sucesión de momentos sin desarrollo dramático.
Artista plástico y autor de "El amarillo", "Gallero" y "Graba", Sergio Mazza suele crear momentos muy particulares de apagada tristeza, y también de extrañeza, y sabe pulir seres sencillos con algún dolor profundo difícil de expresar. Lo que todavía no sabe, y tal vez no quiera, es darle a esos seres y esos momentos un desarrollo dramático convencional y convincente, o al menos convincente. Pintor, antes que narrador, la única vez que contó algo en forma clara y completa fue en "Natal", siguiendo el parto de su propia esposa.
"El gurí tiene esas limitaciones, pero también aquellos méritos, para quien guste apreciarlos. En un pueblo litoral, un chiquilín espera a la madre que se fue. Todavía no sabe que ella está enferma y él se va a quedar guacho, junto con un bebé de apenas ocho meses. "Me dijo tres cosas: que me quiere mucho, que me haga grande y que cuide a mi hermano". "Eso es una despedida", deduce su interlocutor, veterinario del pueblo.
El hombre rescata una perra preñada que alguien dejó atada al borde de la ruta, y la lleva a cuidar con su señora, también veterinaria. Otro hombre le pega cuatro gritos a uno que tardíamente se aflige por su mujer (escena mal rematada). Una joven que está de paso sigue viaje en la mañana. El niño queda absorto a la orilla del río. Lo ayudarán, sin duda, los vecinos, con esa solidaridad práctica que nadie recita pero todavía existe de veras en los pueblos. Mucho más no pasa, y al director tampoco le parece necesario. Muy buena, la guitarra de Daniel Gómez contribuyendo a la tristeza. Rodaje en las afueras de Victoria, Entre Ríos.