Todos tenemos muy presente la desaparición de 30.000 argentinos durante la dictadura militar que se llevó a cabo de 1976 a 1983. Sin embargo, los secuestros clandestinos comenzaron antes, con la presidencia de María Estela Martínez de Perón.
En este contexto se enmarca el documental de Mariano Minestrelli, “El hermano de Miguel”, un film que se centra en la incansable búsqueda del protagonista de su familiar desaparecido Sergio Gustavo Dicovsky.
El 19 de noviembre de 1974, Sergio, un militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), fue capturado en medio de un operativo en el cual, junto a otros compañeros, estaban trasladando con tres vehículos a un militar que habían secuestrado en febrero. Al ser descubiertos por la policía, comenzó un tiroteo, dando por resultado la detención de Dicovsky y la fuga del resto de sus colegas. Lo último que se supo concretamente es que fue llevado al centro clandestino Puente 12 en La Matanza.
A diferencia de otros documentales más convencionales, lo interesante de “El hermano de Miguel” es que toma al protagonista de la historia para ir investigando acerca del pasado y los hechos sucedidos para obtener más información sobre lo que ocurrió con Sergio. No es el director entrevistando a distintos personajes, sino el propio Miguel hablando con los testimonios (la mayoría muy cercanos a su hermano). Esto hace que el mismo espectador se involucre en la trama porque puede ver de cerca las reacciones de quien funciona como el hilo conductor del relato. Por momentos esto puede servir como un arma de doble filo, ya que el film se puede volver algo tendencioso y subjetivo, pero igual consiguen cierta objetividad al enfrentar al protagonista con parte de la historia contraria (a partir de una charla con la hija del militar supuestamente asesinado por Sergio). Ese instante debe ser uno de los más tensos e interesantes del documental, ya que pone cara a cara a dos facciones distintas con sus propias versiones en pos de encontrar una verdad en común.
La película no solo se nutre de testimonios, sino también de recreaciones, visitas a las locaciones implicadas en ese entonces (como el último lugar en el que habrían visto a Sergio o un centro de detención clandestino), fotografías, material de diarios para contrastar la información obtenida previamente, entre otras fuentes que enriquecen el relato.
Asimismo, el documental se divide en distintos capítulos para abordar de una forma más clara diversos aspectos y momentos de la historia de Sergio y la búsqueda por parte de su hermano. Son muchos cortes dentro de la hora y diez de duración del largometraje, pero cada una de esas etapas está bastante profundizada para darle un correcto pantallazo al público de lo sucedido.
En síntesis, “El hermano de Miguel” es un documental profundo e intimista, pero que se siente que puede ser la historia de muchas de las personas que perdieron a un ser querido en una de las épocas más oscuras de nuestro país. Una búsqueda conmovedora que se fortalece por poner como eje central al protagonista del relato para hacerlo más personal y emotivo.