En su segunda película Daniel Gaglianó (Solo con guitarra), en competencia argentina en el reciente Festival de Mar del Plata, aborda en El hijo buscado el tema de la adopción ilegal y la compra de bebés. De tono eminentemente masculino, el guión escrito por Gaglianó y Fernanda Ramondo elige para el centro de su narración a un padre que, pese a todos sus prejuicios éticos y tras 10 años de trámites infructuosos por la via legal, emprende un viaje inhóspito a una de las provincias fronterizas de la Argentina en busca de un bebé.
Un film de punto de vista, Alvaro llega al hotel Irupé, en un poblado misionero, cerca de la triple frontera: la relación es directa, de ahí al hospital y la complicidad de algunas enfermeras, de ahí al prostíbulo, los proxenetas y la trata de mujeres. No hay voluntad de trabajar simbólicamente en ese sentido, la pelicula de Gaglianó es llana y concreta. Lo que sí, todas esas zonas de ilegalidad es claro que desaparecerían con una ley de adopción más moderna y menos kafkiana. No por nadacomienza con una escena en el juzgado y un nuevo rechazo del expediente. Lo que sigue es consecuencia de esa primera escena, y la película no podrá escaparse de esa valoración: lo que se presenta como drama personal, es en realidad un flagelo social y en su claridad, no se esconde esa intención.
El hijo buscado es una película delicada desde lo visual y ajustada en el guión. De diseño cuidado, sus personajes no están expuestos a golpes bajos o lugares comunes. En el camino de la sutileza El hijo buscado gana potencia crítica y maneja bien los tiempos de la desesperación, la duda, el arrepentimiento, la crueldad y la ternura.