Se viene la renovación, se viene la renovación. El cine argentino está en un período de cambios y contrastes. Mientras que el mainstream ya afianzado, intenta imitar estilos copiados del exitoso exterior, y hasta el “indie” parece enroscarse cada vez más en las fórmulas festivaleras internacionales. Desde el cine a pulmón y hecho desde las bases se cuecen ideas originales que se recuestan en el cine de género, pero sin perder la impronta personal y nacional.
El Hijo de Dios, ópera prima de Gastón Girod y Mariano Fernández es ante todo un semillero rebozante de ideas; y una fiesta tanto para los que aman el fútbol, como para los que aprecian las comedias con timing disparatado.
En tiempos en los que se acumulan (no solo en cine, también en TV), estrenos referidos abiertamente a mensajes religiosos, el guion, también de Fernández y Girod, se anima a una sátira bíblica abierta; parodiando ese misticismo cuasi religioso que se tiene un nuestro país por el fútbol; todo, en el marco de un western hecho y (más o menos) derecho.
Juan, Santiago y Tomás (Paulo Soria, Juanki Lo Sasso, e Ignacio Ballone) son tres amigos que llegan al pueblo de Betania, justo en Semana Santa, previo a las Pascuas.
Betania es un pueblo tierra de nadie, allí ejerce la tiranía Pilatos (Agustín Repetto), el comisario, y también el arquero del equipo de la policía.
Los tres muchachos tienen una pésima bienvenida, y serán retenidos en Betania. Para recuperar su libertad deberán ganar un partido de futbol planteado a modo de duelo a muerte.
Las referencias bíblicas no se acaban en estos personajes, todos poseen nombres y personalidades que nos llevarán inmediatamente a una reversión del Nuevo Testamento versión picadito. Sí, está Jesús (Bruno Alcón).
Ingeniosa, enérgica, apasionada, y muy divertida, El Hijo de Dios posee un ritmo arrollador, sin necesidad de apurarse ni ser vertiginosa; es un western como debe ser.
Habrá similitudes que pueden llevarnos desde Footloose a algún capítulo de Cuentos de la Cripta; y hasta el gran corto De cómo Hipólito Vázquez encontró magia donde no buscaba presentado dentro de las Historias Breves.
Estéticamente, Hijo de Dios hace lujo de una gran técnica con recursos que no abundan, pero son utilizados correctamente para hacer ver al film más grande de lo que es.
Desde la música, al montaje, y esa fotografía lejanamente sepia ayudan a acrecentar el ritmo y crear el clima adecuado en el que todo parece serio cuando en verdad la farsa cómica es cada vez mayor.
El reparto, formado por algunas caras conocidas del cine independiente y con el relato de Diego De La Salla en plan bufón, encuentra también el tono justo adecu
Los relatos futboleros tienen algo especial en nuestro país que hace que siempre sean bienvenidos, recorren nuestra vena más popular; y si además se encuentra una veta tan original como la planteada en este film, que permite algún grotesco crítico también en este sentido, hablamos de algo modesto, pero de resultados meritorios.
El Hijo de Dios es otra película que se coloca en e