La película dirigida por Philippe Lioret se centra en la presencia -y ausencia- de los vínculos familiares.
Mathieu (Pierre Deladonchamps) recibe una noticia inesperada: su padre, al que nunca conoció, acaba de fallecer. Entonces decide viajar desde París a Canadá para el funeral, lugar en el que conocerá a sus dos hermanos.
El hijo de Jean (Les fils de Jean, 2017) es un film que tiene todo lo necesario: un argumento perfectamente construido, excelentes actuaciones y una buena dirección. Quizás por eso sea mejor que el espectador no tenga demasiados datos de lo que va a ver a la hora de sentarse en el cine.
La película de Lioret atrapa por la trama y por la cercanía que genera entre los personajes y el público. Todo lo que atraviesa Mathieu, también lo siente el espectador porque la historia se percibe desde su mirada.
El hijo de Jean es una gran película, tan delicada como conmovedora.