El hilo fantasma

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

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De la generación de cineastas estadounidenses que hoy rondan los cincuenta, Paul Thomas Anderson es, probablemente, el mayor estilista. Dicho esto de manera literal: sus elegantes y significativos movimientos de cámara, su alternancia entre el drama íntimo y el gesto épico -a veces en el mismo plano- y el uso de la ironía para pintar un mundo tragicómico son marcas de estilo demasiado fuertes. Después de una fallida adaptación de Pynchon (Puro vicio), vuelve a un universo menos grotesco aunque solo en apariencia. El hilo... es la historia de un diseñador de modas extraordinario (el igualmente extraordinario Daniel Day-Lewis) y su musa, una joven aparentemente frágil (Vicky Krieps, quien termina ocupando el centro de la escena cinematográfica). La metáfora sobre el poder está allí, como en su discutida pero fascinante Petróleo Sangriento -otro gran trabajo de Day-Lewis- y la elegancia es parte del universo en el que se mueven estos personajes. Pero esa elegancia es engañosa: en gran medida, el film se trata de lo que ocurre debajo de las apariencias, de cómo se oculta algo esencial e inaprensible detrás de la superficie bella y estilizada. Como muchas películas de Andserson -ver The Master- se trata de una lucha de voluntades. Pero también del registro de un cambio radical, de un punto límite que implica, también, el paso de un mundo antiguo a uno completamente nuevo. No falta ternura ni ironía, ambas tejidas en una sola trama, en esta película ajena a modas y a impactos fáciles.