El hilo fantasma melodrama, dirigido por Paul Thomas Anderson, está tan bien estructurado desde el punto de vista cinematográfico que, nos guste o no, estamos obligados a admitir que es una película casi perfecta. Daniel Day Lewis humedece nuestra pasión cinéfila con su actuación impecable y nos hacer recordar, ya en la culminación de su carrera, que no sólo fue un ex presidente norteamericano o un mega magnate en Petróleo Sangriento, sino que supo ser el actor más seductor de Hollywood. O acaso quien no rememora con las más increíbles fantasías el filirteo sensual de época entre Newland Acker (Day Lewis) y Ellen Olenska (Michelle Pfeiffer) en La edad de la inocencia de Martin Scorsese, esos besos en el cuello del actor de la mirada más linda hacia una sensual y joven condesa perfilaban al actor con un gran carisma para los roles de gigoló. Daniel Day Lewis tiene esa paz, ese descanso en su mirada, esa ternura sensual – poco lo logran- que alteran con un plano la lívido de los espectadores.
La insoportable levedad del ser, película de amor erótico, de los 80, prendió mi pre adolescencia y selló mi fanatismo por el actor inglés, quien se mete en el trio creado por Milan Kundera, y juega con Tersa y Sabina pasando por varias instancias y poses amatorias. Por eso cuando empecé a ver El hilo Fantasma, y sabiendo que esta la nueva de Paul Thomas Anderson – Magnolia, Embriagados de amor, Petróleo Sangriento, The master, Vicio Propio– era la culminación de las carrera de Daniel Day Lewis y el fin de la dupla del director/actor, me propuse disfrutarla y dejarme llevar, además de que como buena minita, amo el mundo de la moda.
Las misceláneas en torno a la costura en el cine, siempre me parecieron eróticas, lo inacabado de la obra de arte y el secreto íntimo de la trama de una prenda, es altamente cinematográfico y sensual. Paul Thomas Anderson se detiene, sin importar la presura de la acción en las habilidades de Reynolds Woodstock, un modisto de alta costura inglés que vive con su hermana Cyril (Lesley Manville) con quien tiene una sociedad. Reynolds es meticuloso, mañoso, y un obsesivo de su trabajo, el director describe al personaje en un desayuno. Las miradas, las levantadas de cejas signo de enojo, el gruñir de este artesano de la moda componen un hombre misterioso.
Las manos lánguidas del costurero y la forma en tocar los vestidos, con tanta ternura, propician una película en donde el melodrama clásico se presenta oportuno e intenso. Reynolds, conoce a Alma (Vicky Krips) una joven mesera que se convierte en su musa inspiradora, además de ser su amante. La pasión, siempre implícita, envuelve a la pareja en un juego de amor enfermo, perturbador y Paul Thomas Anderson, hacedor de películas épicas, desliza su cámara y nos permite espiar la intimidad de Alma y de Reynolds de una manera romántica y erótica, por supuesto.
Y aunque Daniel Day Lewis esta flaco y jorobado, nunca deja ser sexy, incluso cuando tiene un mal genio La química entre Alma y el modisto es de un esplendor bien del cine clásico, la espectacularidad en cada fotografía construyen una historia de amor que te deja helada -la calentura de la escena del auto, los dos huyendo de ese bar para entregarse al deseo, es increíble-. Ella lo mira, le cocina, el hace silencio y se deja seducir ante esta ninfa de la moda. El vestuario a cargo de Mark Bridge (ganador de los premios Oscars) reconstruye en detalle los vestidos de alta costura de la década del 50, el estilo sofisticado del pin-up y los zapatos D’Orsay le inyectan glamour a la película. Sin duda El hilo fanstasma, junto a Embriagados de Amor, es la mejor de Paul Thomas Anderson, una pena que Daniel Day Lewis se retire de la actuación, pero que lindo va a hacer recordalo por esta película, sin duda lo vamos a extrañar