Se enreda y se corta
La publicidad para "El hilo rojo" estaba servida. Hace meses que se viene hablando de la película donde se conocieron Eugenia "La China" Suárez y el chileno Benjamín Vicuña. De hecho se espera que sea un éxito de taquilla, y tiene muchas posibilidades, pero la película de ninguna forma está a la altura de las expectativas. También es cierto que se esperaba más de la directora Daniela Goggi, que había convencido al público y a la crítica con "Abzurdah". En "El hijo rojo" la realizadora se mete con temas como la pasión, la infidelidad, los celos y la culpa, pero sin profundidad y sin el menor vuelo, como si se tratara de una telenovela. Los protagonistas son Manuel, un enólogo, y Abril, una azafata. Los dos sienten un flechazo en pleno vuelo, pero el destino (digamos) los separa y se reencuentran siete años después, cuando ella ya está casada con una estrella de rock y él con una exitosa fotógrafa. El lugar del encuentro es un hotel de lujo en Cartagena de Indias y bueno... todo el mundo sabe lo que va a pasar. La película se transforma lentamente en un melodrama pero nunca conmueve ni sorprende. Es prolija, la factura técnica es impecable, pero poco más que eso. La supuesta pasión desenfrenada que une a la pareja choca con el tono monótono, gris y frío que la directora elige, filmando con una estética cuasi publicitaria donde no existen los matices. Y los actores no tienen margen para moverse dentro de los estereotipos que le tocaron en suerte: él es el lindo de corazón bueno, medio inocente, y ella la mujer bella, liberada y también inalcanzable. ¿Qué queda después de tanto ruido con "El hilo rojo"? Eso, el ruido: la anécdota del romance de la ficción que se transformó en realidad y las horas y horas que los programas de chimentos le dedicaron al escándalo.