Amores con delay.
Manuel (Benjamín Vicuña) y Abril (Eugenia Suárez) se conocen en 2007 en un vuelo a España; él era un pasajero tímido y ella una azafata aventurera, solo bastó con cinco minutos de charla en el avión y un par de miradas para que el flechazo quedara servido.
Pero un desafortunado evento hizo que no puedieran encontrarse en migraciones como habían quedado, y ese amor en ciernes quedó inconcluso. Ninguno se olvidó del otro.
Siete años despues vuelven a encontrarse de casualidad en un hotel de Cartagena, y comprueban que esa enorme atracción está intacta y que aun hay algo entre ellos, pero ahora ambos tienen pareja, hijos y las responsabilidades que eso conlleva. La pareja deberá plantearse si vale la pena arriesgar todo por lo que pudo haber sido una pasión momentánea, u olvidarse de lo que pasó y tratar de seguir con sus vidas.
Mientras los personajes se debaten entre la pasión, el amor y las obligaciones familiares, la película pone demasiado énfasis en que todo sea hermoso; las locaciones, las casas, la ropa, los protagonistas. Básicamente el filme tiene la estética de una publicidad donde todo luce tan espléndido que los protagonistas pueden vender cualquier cosa. Tanto es así, que por momentos la película parece hecha pura y exclusivamente para vender la belleza y la gracia de Eugenia Suárez.
En un contexto tan cinco estrellas es difícil tomarse en serio el conflicto de los protagonistas, y la premisa de la historia basada en una leyenda china que dice que hay un hilo rojo que conecta a las personas destinadas a encontrarse más allá del tiempo y del lugar.
A pesar del estereotipado y flojo guión ambos actores realizan buenas interpretaciones, y la química entre ellos funciona tan bien que hace creíble la relación a pesar del contexto tan superficial en el que está planteada.
El filme funciona como una novela efectiva de esas con mucha producción, prolijamente dirigida, con toques de humor y hermosos exteriores. Es lindo, simple, entretiene, y viene anunciado con bombos y platillos gracias al escandaloso romance de sus protagonistas, lo que hará que muchas señoras que ven los programas de la tarde compren entradas para extender sus livings hasta las salas de cine.