El mejor cierre para "El Hobbit"
Pasaron poco más de dos años desde que el director Peter Jackson decidió volver a meterse nuevamente en el fantástico mundo de J.R.R. Tolkien.
Se iba a desempeñar sólo como productor y guionista, pero los retrasos en la producción hicieron que Guillermo del Toro -el elegido hasta ese momento para estar en la silla de director- abandonara el proyecto. Jackson tomó las riendas del asunto y estrenó "El Hobbit: Un Viaje Inesperado" sabiendo dentro suyo que se le venía otro trilogía encima, a pesar de que ya se había torturado con la saga de "El Señor de los Anillos".
Tal vez Jackson sea algo masoquista, ¿no? Lo cierto es que esta historia podría haberse resumido tranquilamente en dos películas, como fue la idea original. Pero los números siempre mandan en Hollywood y quién se iba a perder la tonelada de dólares de recaudación que esto traería. "El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos" es un cierre magnífico para esta saga, por lo épico, lo espectacular, por como diríamos los argentinos: "Está puesta toda la carne en el asador".
Bilbo (Martin Freeman) y los enanos han logrado echar al dragón Smaug (Benedict Cumberbatch), que ahora desata todo su poder sobre la Ciudad del Lago.
El Bardo (Luke Evans) tratará de acabar con él, mientras tanto Thorin (Richard Armitage) busca desesperadamente la Piedra del Arca, haciendo que su juicio y sus decisiones se nublen por completo. Galadriel (Cate Blanchett) rescata a Gandalf (Ian McKellen) y este da aviso de la peor noticia: Sauron ha vuelto a la Tierra Media con legiones de orcos a su disposición dispuestos a adueñarse de la Montaña Solitaria. La batalla que se aproxima definirá el futuro de todos.
Nunca sabremos cómo hubiera sido esta trilogía dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, lo que sí podemos afirmar es nadie podría haber hecho un mejor trabajo que Peter Jackson. Es que el neozelandés tenía la experiencia y con este último filme terminó de pulir aquellas cositas que tal vez molestaban en "El Señor de los Anillos".
Además, esta hexalogía quedó completa con el mismo toque personal.
En esta tercera parte el realizador se dedicó casi por completo a mostrar una de las batallas más grandes que se pudo haber visto en la historia del cine.
Es cierto, da la sensación, si se quiere, que la resolución del tema "Smaug" es prácticamente rápida y va directo a los bifes. Con esto quiero decir: ¿tanto machacar durante dos películas con el dragón para resolverlo de forma tan acelerada?
Más allá de esta -vuelvo a repetir- sensación, que suele ser muy personal, lo que sigue es un filme poderoso con batallas sensacionales. Además, se cierren las historias de cada personaje de forma magistral. Insisto, claramente Peter Jackson sabe qué hacer con un proyecto de este calibre y pasarán varios años hasta que veamos a alguien que esté tan comprometido y conozca de punta a punta la historia que quiere contar (ahí, me parece, radica su fuerte).
Si Ian McKellen y su Gandalf traspasaron la pantalla con la trilogía pasada, siendo uno de los personajes secundarios pero de los más amados por los fanáticos, en ésta McKellen termina por ponerle la frutilla al postre y hacerla suya completamente. La saga empieza y termina con él, literalmente.
Tendrán emoción, mucha acción, algún homenaje a personajes pasados, todo un combo para disfrutar a pleno. Aprovechen el feriado, tómense un poco más de dos horitas de su tiempo y festejen el 2015 yendo a ver esta película en las salas de los cines.