Tres años después de regresar a la tierra media y trece de nuestra primera visita, decimos adiós a la tierra media (esperamos que por última vez). Y es que aunque adoramos El Señor De Los Anillos, la nueva trilogía que adapta el Hobbit es, una vez más lo decimos, absolutamente innecesaria. Una y quizá dos películas, como viene siendo moda en Hollywood con el último volumen de una saga de libros, no hubiera estado mal, pero tres fue una exageración. Diálogos y secuencias innecesarias, cambios no tan justificados y esa necedad al estilo de George Lucas de hacer una precuela de LOTR con detalles que nunca aparecen en el libro, no justifica la ganancia monetaria sobre los deseos de los fans.
Y aunque La Batalla de Los Cinco Ejércitos se reivindica siendo la mejor de la trilogía con secuencias impresionantes, es un hecho que está muy lejos de igualar la maestría de la trilogía original. Es necesario compararlas porque al fin y al cabo estas fueron hechas como complemento de las primeras tres. Ni la música, ni los personajes, ni los efectos (por muy buenos y mejorados que hayan sido con la técnica de HFR) superan o igualan a lo original.
Afortunadamente, y hablando de lo bueno, la película, con sus dos horas y media de duración, es entretenida en su mayor parte (hay momentos aburridos y de letargo), con escenas memorables y muertes épicas, como deben de ser. Y al final, nos queda la sensación de que volver a la tierra media no es tan malo, y de que la extrañaremos hasta que exista un remake, o alguien enfrente la difícil y casi imposible tarea de adaptar El Silmarillion.