Llega la última parte de la saga. Imágenes impactantes, un gran despliegue y mucha adrenalina.
Esta es la precuela de “El Señor de los Anillos” (The Lord of the Rings), se encuentra dirigida con maestría y magníficamente por Peter Jackson (53). Las dos primeras partes, ya estrenadas y tituladas: “El hobbit: un viaje inesperado” (2012) y “El hobbit: la desolación de Smaug” (2013).
Comienza con una gran apertura: el ataque de un enorme dragón que escupe fuego y lleva como nombre Smaug (la voz de Benedict Cumberbatch), todo está en llamas al rojo vivo, varios habitantes viven momentos aterradores, la vida de todos se encuentran en un caos total en la “Ciudad del Lago”. Lo que siguen son escenas espectaculares donde Bardo (Luke Evans), con la ayuda de su hijo Bain (John Bell), logra matar al dragón con la última Flecha Negra, este impresionante animal cae en la embarcación del Gobernador quien se encontraba escapando con todo el oro y de ahora en más nace un nuevo líder.
Nos introducimos en una apasionante historia y conocemos como Bilbo Bolsón (Martin Freeman) encuentra y esconde la poderosa “Piedra del Arca” que ha descubierto. Asistimos al viaje de Gandalf y los enanos desterrados de Erebor para recuperar su reino perdido de la Montaña Solitaria. Llega la ambición por el oro, la codicia y el poder, se enfrentan los buenos y malos, cada uno de los personajes buscan su lugar. Existen algunas secuencias emocionantes puntualizando importantes climas, como así también algún toque dramático.
Otro de los personajes son: Legolas (Orlando Bloom); Erebor heredero Thorin (Richard Armitage) obsesionado por la riqueza incalculable; Gandalf (Ian McKellen, estupendo con sus 75 años) con el sombrero puntiagudo, Galadriel (Cate Blanchett), el mago Saruman (Christopher Lee, a sus 92 años se luce), la encantadora elfo Tauriel (Evangeline Lilly) y su enamorado el enano Kili (Aidan Turner).
Impresionantes coreografía, la guerra con los enanos, elfos, un dragón que escupe fuego, orcos y hombres, increíbles criaturas, asombrosas batallas: varias con un gran despliegue que no dan respiro. La más épica de todas, con imágenes similares a las de los videojuegos, un importante vestuario, una fotografía impactante; excelente música, edición, montaje y un buen uso de la tecnología en 3 D. Contó con un presupuesto de $250 millones de dólares. Las actuaciones de los actores son correctas y fieles a su estilo.