13 Enanos en Pugna
Y Peter Jackson regresó a las Tierras Medias… Lo que originalmente iba a ser un proyecto pensado y conceptualizado por Guillermo del Toro, gracias a las postergaciones de la MGM y la crisis económica del 2008, El Hobbit regresó a las manos de su director, lo que por un lado es un alivio, porque PJ creó sus propias Tierras Medias a partir de las novelas de Tolkien y es auténtico, fiel a su concepción original y su identidad cinematográfica como autor, pero por otro lado trae consigo una previsible decepción: la primera entrega de la nueva trilogía no ofrece algo nuevo que las anteriores entregas ya ofrecieran. La sorpresa, la expectativa, lo novedad ya no forma parte del entusiasmo popular. Es un film con espíritu épico, pero que no es épica en su resultado cinematográfico final, como si hubiese forzado a la novelita original a convertirse en algo bigger than life.
O sea, seamos claros. Jackson es un gran narrador y recupera la aventura, el humor, la simpatía, la gracia y la imaginación que ya había manifestado en El Señor de los Anillos. Pero también está la sensación de que tampoco le resultó un desafío lograr esto, le sale automáticamente, apretando un botón.
El problema principal es que se nota que la historia original de Tolkien podría contarse en una sola película de tres horas y no en tres películas de ¡tres horas cada una!.
Por supuesto, que Jackson sabe muy bien como rellenar los huecos para lograr entretener a la audiencia: le agrega nexos al El Hobbit con El Señor… , que además sirven como guiño para que el espectador no pierda de vista sus personajes favoritos - y un elenco más conocido que los trece actores ingleses/irlandeses/australianos/neozelandeses que componen a los enanos protagonistas - pero más allá de eso, se nota que Jackson alarga demasiado algunas situaciones, escenas de peleas se hacen más extensas de lo que deberían ser - aunque no llegan al colmo de King Kong – la solemnidad – dedicado a José Luis de Lorenzo – se manifiesta con ese tono épico y grandilocuente con la que se presentaba en las entregas previas, que en realidad son posteriores cronológicamente.
La sensación final es que se pierde algo de espontaneidad, pero el viaje el recorrido es bastante disfrutable en sí. Y no lo digo porque se haya filmado en 48 cuadros por segundo ni por el 3D, el cuál no pude disfrutar lamentablemente, sino porque es una película en la que Jackson se da la oportunidad de explorar un poco más a fondo el mundo de las Tierras Medias, sus criaturas, la tecnología caption motion – junto al Gollum, hay más orcos, trolls y otros seres mitológicos con voces de actores medianamente conocidos.
Pero lo que la hace menos pretenciosa, acaso es el perfil humorístico donde se nota la mano de Guillermo del Toro. Desde una cena enana que parece sacada de Blancanieves hasta la pelea con tres trolls que emulan a Moe, Larry y Curly. Después, se vuelve más seria con la llegada de los elfos y Saruman - ¡aguante Christopher Lee! – para retomar el espíritu aventurero en el enfrentamiento con los orcos… y la aparición del Gollum.
Hasta este momento, Martin Freeman – Bilbo – verdadero protagonista del film, no había tenido la oportunidad de destacarse sobre el mundo de las tierras medias, pero es en esta particular escena seudo teatral donde el personaje encuentra cierto anillo mágico, donde tiene un duelo interpretativo con Andy Serkis, que nuevamente se lleva los más grandes elogios sobre un buen pero intrascendente elenco. Serkis ya se volvió un artista increíble del caption motion: el trabajo corporal, expresivo e incluso la voz del actor es admirable. Un personaje complejo que vuelve a destacarse por sobre todos los demás por su humor, su esquizofrenia y su oscuridad. Freeman es buen actor, pero no tiene aún la presencia de Elijah Wood como protagonista, aún cuando recien comienza su camino como héroe.
Acompañada por una admirable banda sonora de Howard Shore - que es mejor y más compleja en varios aspectos que la original de El Señor… - El Hobbit: Un Viaje Inesperado es un agradable entretenimiento, más divertida que La Comunidad del Anillo incluso, que sin la profundidad ni la sorpresa de la saga del año 2001, aún así conserva cierta magia, el tono mitológico e imaginación en escenas aisladas, y en el espíritu general del film.
Pero a no bajar los brazos… el viaje recién comienza.