Con muchos problemas que la producción de El Hobbit tuvo, desde falta de presupuesto inicial, abandono por parte del director original, Guillermo Del Toro y ciertas complicaciones al momento de las grabaciones, por fin llega la tan esperada "precuela" por llamarla de algún modo, de la mítica, galardonada y de culto trilogía de El Señor de Los Anillos, cintas y libros que para muchos son el principal referente en cuanto a la mitología fantástica se refiere.
Del autor John Ronald Reuel Tolkien, y publicada en entregas en 1937 (para más información, la reseña del libro aquí en mi sitio), El Hobbit nos narra las aventuras de Bilbo Baggins (Bolsón traducido al español) antes de que sucediera todo lo ocurrido con su sobrino Frodo y el anillo único. Es así que, con la intervención de Gandalf (brillantemente interpretado por Ian McKellen), y la aparición de una compañía de 13 enanos, se ebarcan en una aventura a enfrentar a un terrible dragón el el afán de recuperar su magnífico tesoro.
De entrada, se había manejado que el libro sería dividido en dos películas (cuando Del Toro estaba a cargo), sin embargo, cuando Jackson entró a rescatar el proyecto, se anunció que sería una nueva trilogía, al más puro estilo de Star Wars. Y de hecho, es como empezamos la película, con una secuencia que podríamos denominar "secuencia 0" ante todos los eventos que suceden años después en la trilogía que ya todos conocemos. Y así, aunque parece innecesario el alargue de la serie, considerando que de hecho ésta primera parte dura casi 3 horas, nos adentramos (o mejor dicho, regresamos) a la Tierra Media, hogar de enanos, "hobbitses", orcos, elfos, trasgos, magos y demás criaturas fantásticas. Es así que, para los amantes de El Señor de Los Anillos, habrá más de un guiño que los seguidores de las películas (y los fans del libro) sabrán reconocer y al mismo tiempo, odiar por ese juego tan extraño que juega Jackson en el filme: a veces es literal con los diálogos, a veces se despega para alargar la trama y a veces simplemente acorta líneas y explora demasiado otras.
Pero no lo podemos negar. Jackson hace un maravilloso trabajo hablando visualmente. La película intenta mantener un ritmo constante y no caer mucho en ratos de tedio originado por los diálogos. Y arrancamos con una breve narración para meternos de lleno a la mitología, a la historia, y viajar con nuestra compañía preferida de enanos (lo siento Gimli, has quedado obsoleto), mientras exploramos los maravillosos paisajes de la tierra media y disfrutamos los maravillosos efectos (con un par de pecados incluidos en los que se nota mucho el CGI) y las brillantes actuaciones que convierten los 166 minutos de proyección en una inversión redituable, sobre todo si ya se era seguidor de una historia tan compleja como enredada. Y aunque Howard Shore no logra un score maravilloso como sus anteriores trabajos en la tierra media, ni Martin Freeman tiene el mismo toque que Elijah Wood, es un gusto disfrutar de nuevo de Sir Ian McKellen como Gandalf. No creo que el 3D aporte mucho a la historia (la vi en formato normal), y no puedo comentar sobre la técnica de HFR (High Frame Rate o Imágen de Alta Frecuencia, consistente en correr a 48 fotoramas por segundo, más cercano a la velocidad en la que el ojo humano percibe las imágenes, cuando lo usado actualmente en el cine son 24 fps) tan "innovadora" con la que se ha arriesgado a filmar nuestra nueva trilogía literaria que intentará competir por éste mercado en los próximos 3 años contra Los Juegos del Hambre. Pero sí podemos decir que ha valido la pena correr el riesgo de regresar a la tierra media (con todo y cameos) y que seguiremos esperando con ansias, si no se acaba el mundo, a la conclusión de otra nueva historia épica.