Cuando uno ve en el cine una película épica de este genéro, percibe con qué se encontrará sin leer de antemano la trama. La trilogía de "El Señor de los Anillos", a diez años de su estreno en la pantalla grande, sigue ganando fanáticos en todo el mundo.
Con "El Hobbit: Un Viaje Inesperado", ocurre exactamente el mismo éxito. Su director, Peter Jackson, logra plasmar en cada escena un "revival" de lo que fue en su momento "La Comunidad del Anillo" (2001). La diferencia, radica en que el nuevo film presenta un guión con más humor y aventura que sus antecesoras.
La fluidez de las escenas hacen que no de respiro ni para ver la hora, ya que su duración es de aproximadamente tres horas. El hobbit Bilbo Bolson, interpretado por el actor británico Martín Freeman, logra transmitir una mirada fresca y desentendida de la responsabilidad que el viaje hacia la aventura de lo desconocido se le presenta y que podría modificar su vida radicalmente.
La aparición de los trece enanos (cuyos nombres cuesta memorizar), le dan un toque grotesco y nórdico que rompen con la oscuridad que presentan algunas escenas con los orcos o trolls, y con la aparente normalidad de Bilbo en la Comarca. Gollum (Andy Serkis) y su precioso anillo reaparecen sólo quince minutos en la entretenida escena de los acertijos, necesaria para comprender el origen de toda la historia.
Por supuesto, no se puede pasar inadvertida la presencia de Sir Ian McKellen como Gandalf, el mago que llega en el momento justo y salva a nuestros pequeños héroes; Christopher Lee como el oscuro brujo Saruman (aún no perturbado por el lado oscuro); y los reyes élficos Galadriel y Elron, interpretados por Cate Blanchett y Hugo Weaving respectivamente.
Lo llamativo de este tanque que corona un 2012 de récord en las salas, es la implementación de una filmación de 48 cuadros por segundo o 48 fps; es decir, un sistema que reemplaza al de 24 cuadros por segundo utilizado desde 1927. Esta nueva forma mejora la experiencia cinéfila de los espectadores, se presenta sólo en veinte salas.
Lo fascinante de esta experiencia es que la imagen es tan limpia y nítida que pareciera que fuéramos testigos espiando a través de una ventana. Es posible que esta diferencia en la imagen, sea percibida después de los 15 minutos de la película en los planos más cerrados que sirven para relatar más cercanamente las acciones de los personajes.
Los libros de J.R.R Tolkien suelen tener un mensaje de valentía y confianza en uno mismo, cualidades que en la actualidad se ven relegadas en cualquier ámbito. Simplemente, hay que salirse de lo rutinario y de lo correcto para poder vivir una gran aventura y cambiar la lente con la que se mira la vida. Siempre hay algo más allá del horizonte, que nos espera. Sólo resta en nosotros decidir si nos animamos a correr el riesgo.