Redimensionando a DC
Man of Steel conjuga y fusiona todos los elementos necesarios como para poner a Superman en su lugar y hacer de esta proyección un peliculón, que funciona tanto para fanáticos como para quienes no fueron nunca grandes seguidores del superhéroe.
El film, de aproximadamente 143 minutos de duración (no se siente su extenso minutaje al verla), nos adentra en los orígenes y en el nacimiento de nuestro protagonista, cuyo nombre original es Kal-El. Todo esto ocurre en el comienzo, sumergiendo al espectador en la realidad de Krypton, mostrando y desmenuzando detallada y claramente como nunca antes se hizo el funcionamiento y la política de este planeta, además de la avanzadísima tecnología que posee.
Y con el transcurso del relato se va retratando la vida de Clark Kent en la Tierra, apareciendo en primera instancia ya con 33 años y recurriendo el director, Zack Snyder, a la aplicación de unos cuantos buenos y elegantes flashbacks para narrarnos, brevemente, algunos episodios experimentados por un niño en edad escolar que se evidencia distinto en su comportamiento y en su accionar, “acechado” por unos compañeros que han sido testigos de alguna que otra obra sobrenatural de Clark.
Se agradece y se percibe la mano de Christopher Nolan en la historia (en dupla con David Goyer) para redimensionar a este superhéroe y mezclar, dentro de la cinta, factores que hacen a la narración más soberbia, distinguida y refinada. Un Superman que no va a las trompadas limpias de movida, como supieron enseñarnos otras entregas, sino una crónica teñida y bañada oportunamente dependiendo la ocasión de drama, ficción, acción, moralismo y hasta impecables explosiones.
Cabe destacar la tarea sobria de Russell Crowe en el inicio y en sus “fantasmales” apariciones. También resulta brillante la elección de un actor como Kevin Costner para interpretar al padre adoptivo de nuestra estrella principal: con pocas y contadas manifestaciones le basta para hacerse querible por el público y ocasionarle un sentimiento conmovedor.
Grata sorpresa la de Henry Cavill, quien sabe llevar la marcha a la perfección del papel más importante de su carrera a base de una notable encarnación tanto en la parte humana y ética del personaje (acierta con grandeza en sus expresiones) como en la porción sobrenatural y de fuerza extrema.
Lo importante es resaltar que Man of Steel no es una película más de acción y el típico “más de lo mismo”, sino una elaboración que intercala secuencias de ficción, drama y pelea según corresponda a cada momento de la proyección abordando, además, el extrañamiento de la sociedad al percibir la presencia de un alienígena entre ellos.
LO MEJOR: el modo en que se relatan los acontecimientos, la fusión de géneros para darle tensión y emoción a la vez. El reparto cumple en grandes dosis.
LO PEOR: Snyder abusa de las explosiones y de la destrucción de edificios.
PUNTAJE: 8,5