Este Superman tiene como principal novedad el hecho de despegarse absolutamente de las versiones de los años 80 e inclusive de la última y bastante desmerecida Superman regresa de Brian Synger, que mantenía una fidelidad manifiesta hacia la saga protagonizada por el inolvidable Christopher Reeve. La estética, la melodía original de John Williams y la presencia de Marlon Brando redigitalizado como Jor-El, denotaban esa clara evocación, que aparentemente se volvió en contra de aquella versión de 2006, poco apreciada por público y crítica. Al modo de El sorprendente Hombre Araña, El hombre de acero baraja y da de nuevo y propone, en principio, una catarata de acción y despliegue visual como jamás ningún film o serie sobre el superhéroe más famoso tuvo antes. Y además encuentra en Henry Cavill a un Súperman espléndido en sus aspectos físicos y dramáticos, superior al Brandon Routh del anterior film, aquí realmente avasallado por una producción a todas luces más a tono con las tendencias actuales. La imagen, el vestuario y el diseño de los símbolos y mitos supermanianos están reconfigurados con estimulante ingenio.
A la imaginería visual de Zack Snyder se le suma el concepto de superhéroe moderno que ha instaurado Christopher Nolan, en este caso como productor y también coautor del argumento inicial. Ambos cineastas le imprimen a la película un clima uniforme pese a transitar por diferentes vicisitudes argumentales. La utilización de flashbacks que recorren sucintamente la niñez y adolescencia de Clark Kent resultan apropiados, sin reiterar momentos trillados de la vida del kryptoniano. Sí en este caso, y es una de las sorpresas de la versión, El hombre de acero le da una gran cabida a la historia en el planeta de origen, con un intenso y notable arranque a todo Kryptón, previo al envío del bebé Kal-El hacia nuestro mundo. El enfrentamiento final entre el de la capa roja y el General Zod en medio de una Metrópolis devastada (Superman se muestra aquí bastante desaprensivo) es sin dudas espectacular y deja sin aliento. Emocionante pero sin embargo muy poco emotivo (Superman regresa, pese a sus falencias, emocionaba más) el andamiaje de Snyder, redimensionado por la descomunal música de Hans Zimmer, impresiona sin pausas, con el consistente Cavill al frente de un buen elenco de figuras que destaca a Amy Adams, Russell Crowe, Michael Shannon y Kevin Costner.