Pasaron 7 años sin Superman en el cine, desde aquella insulsa versión de Brian Synger (“Superman returns”, 2006). Mucho tiempo teniendo en cuenta que estamos viviendo una etapa en que las adaptaciones de comics de superhéroes no paran de estrenarse, y mucho tiempo también porque Superman es uno de los superhéroes más populares.
Dirigida por Zack Snyder, esta nueva resurrección del hombre de acero planteaba algunos interrogantes, al menos para mí, que tenían que ver con la influencia de Christopher Nolan como productor ejecutivo. Nadie duda de la capacidad de Nolan para crear escenarios grandilocuentes, ni de la espectacularidad de las escenas de acción, ni del potencial visual que le imprime a sus películas.
Sin embargo, estas virtudes suelen quedar opacadas por guiones demasiado sobreexplicados y deliberadamente calculados. Nolan es un director intervencionista, no confía demasiado en sus personajes, los manipula con vueltas de tuerca caprichosas, con saltos temporales alocados y con cierta “psicología for dummies”. Tampoco olvidemos que nos aturde con los resaltados acordes de Hans Zimmer para crear una tensión dramática forzada.
Basta con repasar su filmografía: “Memento” (2000), “Noches Blancas” (2001), “El gran truco” (2006) y “El Origen” (2010). Aunque, lógicamente, hay una excepción: “Batman, el caballero de la noche” (2008).
Pero claro, por suerte poco de esto apareció en la realización de Snyder. Al contrario, esta nueva historia de Superman deja de lado todo psicologismo barato del personaje, a pesar de meterse en los conflictivos orígenes del hombre de acero.
Snyder, el mismo de “Watchmen” (2009), hace una producción a pura adrenalina intercalada con escenas más “intimistas”. “El hombre de acero” mantiene un ritmo intermitente, pero esto no significa que sea algo negativo. El director demuestra cómo y dónde apretar el acelerador logrando un pulso anárquico y áspero. Sabiendo dosificar entre el “rompan todo” y el trauma del superhéroe. Sí, por suerte, Superman no sufre la oscuridad que sí posee Batman.
Otro aspecto destacable de la película es el nuevo Superman encarnado por Henrry Cavill, apoyado por un elenco con experiencia como Kevin Costner, Russel Crowe, Diane Lane y Amy Adams, confirmando ser una de las actrices con más presente y futuro en Hollywood.
Para ir cerrando, vale reiterar que éste es un nuevo Superman, distinto al edulcorado de Bryan Synger del 2006, porque Zack Snyder le ha dado un estilo más espectacular, con más fibra y hasta más romántico. Lo ha reencuadrado (un recurso reiterado en la película) en un nuevo universo, pero claro, digámoslo así: por más que este Superman rompa todo lo que se le cruza y abra un nuevo futuro para el superhéroe, el verdadero hombre de acero que se la sabe todas es ese que se luce en la saga de Marvel y que es interpretado por el gran Robert Downey Jr.