Nueva mitología hace revivir a un alicaído Superman
Da la sensación de que ésta podría calificar como una de las mejores adaptaciones al cine de Superman. Alguien que no opine lo mismo por ejemplo, todo fan atento al cuidado de las tradiciones de los iconos de la cultura Pop y las revistas de historietas mexicanas- podría empezar la discusión argumentando que no es un pájaro, ni un avión, ni tampoco Superman.
Es que el titulo de la película es "Man of Steel" (casi una burla al hiper taquillero colega y rival de Marvel, "Iron Man") y el concepto general aplicado por Zack Snyder (el de "300" y "Watchmen") es verdaderamente atrevido: ordenar de manera sensata décadas de mitología y cuadritos de historietas, dándole profundidad dramática y conflictos intensos a todo el asunto.Y, de paso, borrar todo lo insoportable de esta especie de Zeus del Olimpo superheroico, tan invencible y libre de conflictos humanos como para que a su lado resulte carismático el mismísimo Clark Kent. Justamente, uno de los grandes aciertos del guión es prescindir del Clark Kent tristemente célebre por su debilidad por desvestirse en cabinas telefónicas. Y, lo que es mejor, ni siquiera se la podría definir como una película sobre superhéroes de historieta.
"El hombre de acero" empieza con el primer parto natural visto en el planeta Krytpon desde hace siglos. Es sólo uno de los momentos asombrosos e imprevisibles de un comienzo más heavy metal que el acero del título (en el mejor sentido de comic y ciencia ficción del término), contundente tanto en lo visual como en lo narrativo, y sobre todo en su reelaboración del folklore de Superman, que ahora tiene un sentido y una coherencia digna del fenómeno llegado desde Krytpon a DC Comics hace casi tres cuartos de siglo. El largo primer acto en Krypton es lo primero que asombra, y que en realidad es lo que lleva a entender a Superman no como un superhéroe infalible, sino como un nexo involuntario en el primer contacto de la raza humana con una civilización extraterrena.
Luego de los indescriptibles momentos en Krytpon, inmediatamente los guionistas eligieron no detener la acción con un formato narrativo convencional al estilo de los Superman setentistas que hoy sólo le interesan a los amantes del kitsch. Con una barba mal afeitada, y sin anteojitos, Kal-El es decir Clark Kent, más conocido como Superman- medita en el fondo del mar sobre los actos heroicos que podrían meterlo en problemas, pero que no puede dejar de hacer.
Es que la "S" de la remera azul del famoso traje popular disfraz para carnavales y noches de brujas- no tiene nada que ver con ninguna letra del abecedario terrícola, sino con el escudo de una familia noble kryptoniana que tiene como lema la fe y la esperanza. Kal inconscientemente actúa de acuerdo a este emblema familiar, y confía en los seres humanos a los que está dispuesto a ayudar. a pesar de no ser percibido como un superhéroe sino como un tipo raro, un freak que asusta incluso a quienes les está salvando la vida, y que no deja de ser considerado una posible amenaza alienígena aun después de salvar el mundo.
Especie de padre de la patria del comic, Superman interesaba cada vez menos. No por nada sus encarnaciones realmente "cool" son las de los alucinantes dibujos animados producidos a principios de la década de 1940 por los hermanos Fleischer (superhéroes del mundo real que crearon a Popeye, Betty Boop y el Gato Felix) que se concentraban en lo visual del asunto y no perdían tiempo en paparruchadas, o el malísimo super villano de la comedia negra "Superman III" que dirigió Richard Lester y en realidad casi protagonizaba Richard Pryor.
Obviamente no se puede construir una nueva mitología de golpe, y luego de la primera hora de proyección, la pelicula se demora en ir lanzando sus tremendas ideas para convertir a Kal-El en Clark Kent, y su super alter ego.
Henrry Cavill es un muy buen Superman, pero por si las moscas, está apoyado por un elenco a toda prueba, empezando por sus dos padres (Russel Crowe y Kevin Costner), el impagable General Zod (Michael Shannon, en su mejor nivel villanesco), una brillante Luisa Lane (Amy Adams), y una verdadera revelación, la malísima oficial marciana Antje Traue.
El 3D es todo un tema: empieza con toda la furia en el primer acto, pero nunca es gratuito, lo que ayuda a que vaya intensificándose más y más hacia el desenlace apocalíptico e hiperrealista. Para dar una idea, se puede decir que Metropolis nunca sufrió una destrucción tan masiva, y que nunca se pareció tanto a la ciudad de Nueva York.