Superman begins
El Hombre de Acero (Man of Steel) representa un caso muy particular, el de trailers que están a la altura de la película que promocionan. Y cuando digo esto no me refiero a que ambos están bien (o mal), sino que son idénticos estéticamente. El tráiler es una buena aproximación a lo que vamos a ver. La película es un largo y caleidoscópico tráiler que recorre la juventud y la niñez de Clark Kent/Kal-El, abarcando desde su nacimiento en Krypton hasta su consolidación como protector de Metropolis. Historia harto conocida por toda una generación sobre el superhéroe más conocido por todas las generaciones.
Christopher Nolan había salvó a Batman del pozo en el que Joel Schumacher lo sepultó en los años '90 haciendo una de las mejores películas de este siglo, me refiero a Batman: El Caballero de la Noche, que le da valor a una trilogía cuya primera y tercera película no están a su altura. En este caso fue el encargado de la producción de la nueva Superman, una remake o reborn que intenta traer de nuevo a un superhéroe que quedó relegado en estos últimos tiempos donde se renovó el interés por los comics en el cine. Nolan eligió para la dirección a Zack Snyder, un director tan ecléctico como él, que supo hacer películas que entusiasman, como la excelente remake de El Amanecer de los Muertos de Romero y la también hija de un comic Watchmen. El mayor problema de esta dupla era que, si bien los dos habían incursionado en la adaptación de superhéroes al cine, los dos también tropezaron fuertemente en los momentos en que más se esperaba de ellos. Todo podía pasar.
El Hombre de Acero es una película diferente al resto de adaptaciones de comic de los últimos tiempos. Es distinta porque es más pomposa, está más centrada en la figura sin matices del héroe. Esta idea se potencia con el rigor estético siempre exagerado del director Zack Snyder. Entonces nos construye un héroe sobrehumano (pero rabiosamente norteamericano), que representa bien la calidad del personaje, porque Superman es el emblema de una época, es un idealismo imposible de bajar a lo terrenal, precisamente porque su origen no está en la tierra.
La película tarda en comenzar, gran parte de los 143 minutos de duración los dedica a un largo preámbulo de la vida de Clark Kent/Kal-El, que a través de imágenes que saltan temporalmente nos va construyendo una historia que conocíamos, pero contada de otra forma. Por momentos los saltos temporales le restan conflicto y hacen que la duración de la película pese un poco. El recorrido hace las veces de presentación del nuevo Superman, o del nuevo actor que encarna a Superman: Henry Cavill, que tiene un parecido a Christopher Reeve. En ese salteo de imágenes quedan algunas cosas medio forzadas, como su relación con Lois Lane (Amy Adams), que va generando en ellos una dependencia y un enamoramiento que no está justificado en las imágenes. Lo cierto es que el énfasis está puesto en el desarrollo de un personaje que después de esta película va a quedar instaurado y que se va a seguir explotando. Quizás esta sea lo que fue Batman Inicia, un comienzo necesario y la presentación de una nueva y mejorada versión del personaje para el desarrollo de la próxima película. Ya avanzada ampliamente la trama se comienzan a agolpar sobre el final, como en Los Vengadores, las escenas de acción explosiva que destruyen la ciudad en unos segundos.
Definitivamente El Hombre de Acero es una película que supo encontrarle la vuelta al personaje y supo instaurar a Henry Cavill como el nuevo Superman, cosa que no había logrado hacer Bryan Singer con Brandon Routh en 2006 con Superman Regresa. Sin ser excelente, Snyder y Nolan pudieron encaminar la franquicia hacia un nuevo rumbo y dejar todo preparado para una secuela obligada.