Ni pájaro, ni avión. Extraterrestre.
No. Clark Kent no usa lentes, ni es periodista, ni pretende ser estúpido la mayor parte del tiempo. Los nostálgicos aficionados al cómic se agarran la cabeza y se escandalizan porque esta vez, el superhéroe más famoso de todos los tiempos, ni siquiera se cambia en una cabina telefónica.
Es verdad, Man of Steel no tiene nada que ver con lo que supimos ver de chicos en la pantalla grande, cuando Richard Donner logró llevar exitosamente al cine a uno de los personajes más emblemáticos del mundo de las historietas. Poco queda de aquel Superman al que Christopher Reeve supo darle buena fama, pero distinto no es necesariamente malo.
Man of Steel cambia de estilo pero conserva el espíritu. La historia de Superman sigue siendo exactamente la misma, pero es narrada desde una perspectiva más adulta, tal como se hizo con la saga de Batman. No es casualidad que Nolan aparezca en los créditos, porque el guión y la música son claros testigos de su estilo. La cinematografía, en cambio, lleva el ADN de Snyder, quien sea quizás lo mejor que le ha sucedido al cine de acción en las últimas décadas.
Yo soy de los pocos que cree que la trilogía de Batman está totalmente sobrevalorada. Una adaptación oscura y enmarcada en el género thriller han también atentado contra la esencia de un superhéroe del que se espera más en el plano de la acción. Las Batman de Nolan son narrativamente sólidas, pero mediocres a la hora de sorprender al espectador con escenas de alto voltaje. Man of Steel no defrauda en ese aspecto, porque Zack Snyder es un genio de las cámaras y la edición que le saca chispas a la pantalla. Las escenas de acción en esta película son épicas a escalas jamás vistas para con el hombre de acero, y eso le otorga justicia a tan magnánimo personaje.
Pero no todo es piñas, patadas y explosiones en esta nueva versión de un clásico de acción. Man of Steel es también un relato adulto y bien actuado, que explora el pasado y los sentimientos de un extraterrestre huérfano. La película no invierte solamente en su protagonista, sino que también destina mucho tiempo a sus padres, tanto adoptivos como biológicos, para construir una historia sensible y sólida a los ojos del espectador.
Man of Steel está lejos de ser lo que muchos esperaban. Yo recuerdo la excitación de ver Superman a los 7 u 8 años, y concuerdo con que esta versión difícilmente pueda tener tal impacto en un chico de esa edad. La nueva adaptación de Superman está destinada a un público más adulto, y si bien su alma mater radica en la acción, parte de su solidez también proviene del dramatismo con que ha sido encarado el relato. Man of Steel no es sólo otra entrega de superhéroes… Es una gran película de ciencia ficción.