Un hombre que vive con su esposa, hija y mucama en la única casa que construyó en Latinoamérica Le Corbusier (situada en La Plata, Buenos Aires), cuya arquitectura se caracteriza por tener grandes paneles de vidrio a la calle a través de los cuales se ve a cientos de turistas sacándose fotos, es quien tiene un conflicto con un vecino que construye una ventana con vista directa a su casa.
Esta situación narra El hombre de al lado, dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, la misma dupla que hizo El artista, que ahora con un equipo más chico -ellos mismos hicieron la fotografía del film- y artístico también -en El artista trabajaron 97 actores y en esta solo 10- tomaron la arquitectura como otra rama del arte y presentan una historia que entretiene en todo momento al espectador.
El timing justo en cada diálogo favorece a que muchas de las situaciones sean por demás graciosas, con elipsis y puntos de giro en los momentos adecuados (el guión fue escrito por Andrés Duprat al igual que El artista) y con actuaciones precisas, destacándose la labor del cordobés Daniel Aráoz (el personaje al que hace referencia el título), El hombre de al lado justifica cada premio obtenido hasta el momento de su estreno en Argentina (2 de septiembre).
Fue mejor película en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2009, mejor fotografía en el Festival Sundance 2010, mejor actor -compartido por Daniel Aráoz y Rafael Spregelburd- y mejor director para Mariano Cohn y Gastón Duprat en el Festival de Lleida y premio del público en el Festival de Toulouse.
Toda la película está filmada en el interior de la Casa Curutchet (Boulevard 53 N° 320, La Plata) y su vereda, una locación excelentemente elegida, con una cámara en mano inquieta realizada por Jerónimo Carranza -que también editó el film- con excelentes encuadres que por momentos dicen mucho más (todavía) que los diálogos.
La música made in Sergio Pángaro, quien supo protagonizar El artista y que ahora aparece en una escena del film, no se destaca tanto pero acompaña las escenas de manera correcta, dando espacio -pedido a gritos por el guión- a los martillazos que suenan aquí y allá, siempre inoportunos y sorpresivos, provocando sonrisas con solo ver la cara del protagonista (Rafael Spregelburd) escuchar el primero.
El hombre de al lado es una película disfrutable, una comedia inteligente que refresca la cinematografía argentina y que consolida a esta dupla hiperactiva (Cohn-Duprat) que ya está rodando su próximo proyecto: Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo.