Luego de la excelente e imperdible El artista esta dupla de directores soportaban todas las miradas encima. Su próximo trabajo tenía la difícil tarea de estar a la altura de su última producción. Bueno, El Hombre de al Lado logra ese cometido, aunque reiterando ciertas falencias en la última etapa de su estructura narrativa, o sea en el final.
Unos vecinos muy diferentes divididos por una medianera, que terminará representando mucho más que una simple pared. Cuando Víctor, el vecino grasa, gritón y mal hablado decide construir una ventana, el mundo supuestamente perfecto de Leonardo, el vecino snob, creído y políglota entra en conflicto, poniendo en evidencia la bajeza y soledad de su existencia.
Ácida, audaz, hasta por momentos cruel, esta historia con mucho de comedia encierra subtramas que muestran la sordidez de nuestros vacíos emocionales.
Sí, estamos otra vez ante un excelente film de Duprat/ Cohn pero que como decía al principio falla en su desenlace. Ocurría lo mismo en El Artista, pero allí sabía que sus innecesarios diez minutos finales tenían que ver con un tema de co-producción. En El Hombre de al Lado me encuentro ante un final inesperado y discordante con lo que se me venía proponiendo. La sorpresa le gana la pulseada al suspenso y la película termina absorbiendo un golpe sin el que podría ser una obra mucho más redonda.