Cualquiera que ve una obra y la comenta difícilmente pueda evitar las referencias. En la conversación cotidiana es probable que estemos más preocupados por darle ejemplos a nuestro interlocutor que fundamentos más concretos. Explicar las cosas “con manzanas” a veces simplifica la cuestión.
“Es como “Duro de matar” (1988 y las tres posteriores), pero en la Casa Blanca”, escuché en la cola del cine. La referencia era para comentar “El ataque” (2013). La misma persona hizo comparaciones entre Bruce Willis y Chaning Tatum, y entre un clásico y una “truchada” pero, en definitiva, logró que quien escuchaba entendiera su posición frente a lo que había visto. Esta forma de darse a entender establece un código concreto del cual no conviene salir si se quiere disfrutar de todas las posibilidades estéticas ofrecidas por los géneros y, sobre todo, sub-géneros cinematográficos. Por ejemplo, comedia es una sola, pero abarca muchos estilos y así veremos que no nos gusta cualquier tipo de humor.
“El hombre de los puños de hierro” se ubica en una localidad en medio de la nada llamada Jungle Village, donde habita todo tipo de malhechores. Un pueblo sin ley en el que sobrevive el más fuerte, o quién más hombres tiene en su bando (no parece, pero no estamos hablando de un western). Hay mucho oro dando vueltas. El jefe de un clan es asesinado por León de Plata (Byron Man), quien junto a León de Bronce (Chung Le), y un ejército de secuaces, están dispuestos a poner de rodillas al lugar y quedarse con todo. Allí viven El Herrero (RZA –el cantante de Rap que también es el director y coguionista de la peli-), Madame Blossom (Lucy Liu), la dueña del prostíbulo que sabe todo de todos, y alguna que otra bella muchacha. Enterado de la traición X-blade (Rick Yun) llegará a la villa en busca de venganza. También llegan Jack Knife (Russell Crowe), un mercenario inglés que también tiene sus intereses en el lugar, y Brass Body (Dave Bautista), un enemigo tan indestructible como improbable.
Obedeciendo a los cánones de este tipo de historia cada personaje tiene un arma sofisticadamente favorita, y una razón poderosa y conveniente para que el resto muera o desaparezca con el consiguiente pronóstico de “baño de sangre, mutilaciones y muerte”.
La estética propuesta por esta realización obedece al amor y la nostalgia que RZA (está preparando “Gengis Khan” con guión de John Milius) tiene por el spaghetti western y por las películas de karate producidas hacia finales de la década del ‘70 y principios de los ‘80 como “El rey del Karate” (1980), “Shaolin vs Ninja” (1978,”Los puños de Bruce Lee” (1978), “La furia del tigre” (1976) o “La justicia del ninja” (1981) con Franco Nero (me acuerdo y me río). Golpes con sonido a parche roto, patadas voladoras en perfecto horizontal de un costado del cuadro al otro, coreografías en donde se pegan hasta con las uñas y zooms violentos a la cara de los contrincantes, eran las características principales de estas producciones que salían como por una máquina de hacer chorizos. Hasta los nombres de las estrellas causaban gracia con Bruce Li o Bruce Lai a la cabeza. En su época se estrenaban en el Select Lavalle o el Electric, desde donde salían a girar como doble programa en cualquier cine del interior.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos la película está lo suficientemente cargada de elementos como para ostentar el mote de homenaje a ese cine, cosa que ya vienen haciendo hace rato Quentin Tarantino y Robert Rodriguez con “Kill Bill” (2003 y 2004) y la saga de “El Mariachi” (1992). Sin embargo “El hombre de los puños de hierro” sobrevive por sí sola apoyándose en el peso de la historia como para resultar tan entretenida como olvidable. Sin estas referencias el espectador que entre a verla se encontrará con una de mucha acción que rompe su propio verosímil a cada rato y probablemente salga bastante enojado. Podría decir que es sólo para fanáticos del sub-género, pero en definitiva se trata de correr el riesgo, el mismo que corre RZA como director a la hora de elegir texturas y mezclarlas.