Atención porque todo lo que rodea a El hombre de los puños de hierro puede no ser más que una suma de malentendidos. Por ahí anda la firma de Quentin Tarantino y esto puede llamar a la primera confusión. Tarantino es productor. El film que reúne a Russel Crowe y Lucy Liu con mecanismos ultramodernos, todo bañado en salsa ponja, perdón, china, es una realización de RZA. ¿Y who´s RZA? Un rapero que anduvo metiendo mano en las bandas sonoras de los filmes de Quentin y ahora se lanzó a la dirección.
Con sólo comprender esa predilección por la estética oriental (que remite al instante a Kill Bill) y ver un par de escenas de acción, la conclusión surge de inmediata: RZA asimiló la influencia del realizador de Tarantino. Y aquí ha llegado el momento de ponerse serio: ¿qué es el cine de Tarantino? O más simple: ¿qué es la “influencia de Tarantino”? RZA parece responder: filmar alla Tarantino es estetizar al máximo la pantalla, alternar recursos visuales, tener debilidad por lo oriental, musicalizar con audacia, bañar de sangre y crueldad todo, reírse de lo solemne, disparatar la narración y, último punto y por cierto muy positivo, divertirse al filmar. El cine de Tarantino tiene todos estos condimentos. Pero el director de Pulp Fiction suele usarlos como lo que son: recursos, cuestiones técnicas (por supuesto, el espíritu lúdico no es un recurso formal, aunque puede pasar a formar parte según se lo vuelque en lo filmado). En su visión, RZA recorta las decisiones formales de Tarantino y hace de éstas una simple sinécdoque: una partecita, importante pero parcial, es el todo del director que tanto admira. Para RZA, Tarantino no es el magistral dialoguista de Perros de la calle, no es el obsesivo pop (de popular) de Pulp Fiction, no se embarra en las frustraciones cotidianas de Jackie Brown, jamás agudizó la mirada acerca de los horrores que el ser humano puede cometer con sus pares (¿hace falta aclarar a cuáles filmes se hace referencia?). RZA toma recursos estéticos y los desliga de la razón para la que han sido pensados. Esto tiene una palabra, original del alemán y cuyo sentido ha mutado por el uso coloquial de nuestra sociedad: kitsch. Lo kitsch es aquello que copia lo estilístico desechando las razones que han inspirado el original.
¿Y es ese universo que entrega RZA un novedoso sitial estilístico lleno de imaginativas resoluciones? Basta con decir que, a diez años de Kill Bill y a casi quince de Matrix, la película parece antigua. El rapero se anota a una larga lista de directores que filman a la manera de. Hay muchísimos de estos, sin embargo, ninguno de sus filmes vienen a la mente al momento de escribir: son todas películas que se olvidan rápido. El cine homenaje a tiene vida corta.
No hay mucho que aportar, desde el lenguaje escrito, a lo que trae aparejado la trama del film. Se trata de una película de guerreros en la antigua (y fantástica) China. Con este mínimo dato, ¿te imaginaste algo acerca de qué la va el film?
Seguro que estás bien rumbeado. Esta crítica le ha otorgado demasiado lugar al director-maestro y poco al director del film en cuestión. Pero antes de terminar es necesario referirse a una de las tantas confusiones que las primeras líneas habían prometido esclarecer: El hombre de los puños de hierro es un film para los más chicos, chicos del dosmil, esta claro. Muy seria a la hora de tomar su disparatado mundo, filmada con los mayores cuidados estilísticos, supersanguinaria, apiolada en lo sexual, la historia de estos guerreros en la antigua china jamás sale del público adolescente. Y son estos, en su insobornable entusiasmo por batallar y divertirse, los que mayor lugar le otorgarán al film de RZA. Al fin de cuentas, quizá así sea como deba ser. De hecho, “el insobornable entusiasmo por batallar y divertirse” jamás puede tomarse como algo menor.