El aprendizaje
El Hombre Depaso Piedra (2015) comienza como un documental de observación, siguiendo a un hombre mayor de vida rural que se dedica a hacer ladrillos de barro. Vemos su quehacer cotidiano mientras escuchamos frases que suenan a recuerdos y nostalgias del pasado de este señor. En definitiva, accedemos a su visión de mundo.
Imágenes subjetivas del hombre por caminos buscan un recorrido, hasta que aparece el segundo personaje, el entrevistador, un joven proveniente de otro espacio y tiempo, cuya vida es completamente diferente. Sus visiones de mundo se contraponen en el diálogo, les cuesta comprenderse, pero el hombre de paso (juego de palabras que sugiere la ambigüedad de la expresión) alega sabiduría. Su forma de decir exhuma experiencia, y en ella, se trasmite el aprendizaje.
Realizada en la provincia de Río Negro, la película de Martín Farina busca constantemente paralelos con las imágenes que muestra en pantalla. De la vida de un hombre de campo a la urbana del joven realizador, pasando por el icono que suponen los ladrillos de barro y la cuadrícula que forman sus construcciones (¿estructura de vida?). En el medio está el diálogo entre las generaciones, los modos de vida, y los espacios. Lo cierto es que el realizador no acapara en explicaciones fáciles, y deja a libre interpretación del espectador los distintos recursos visuales, temáticos y poéticos que plantea.
Aunque por momentos se abuse de tales recursos metafóricos, hay una clara intención de contraponer dos universos, homenajeando y aprendiendo del primero para dejar huella evidente en la vida del otro. Así El Hombre Depaso Piedra sugiere en primer lugar el retrato documental de uno para terminar hablando del paso existencial en la vida del otro.