Alma viajera
Desde los primeros minutos la idea de finitud dice presente en esta interesante opera prima, que cuenta con la dirección del chileno Felipe Ríos Fuentes y con la colaboración de guión del argentino Alejandro Fadel, porque no sólo el protagonista, Michelsen, recibe la noticia de retiro voluntario tras haber sido conductor de un camión de transportes de carga pesada por décadas sino porque desde el cuerpo y la gestualidad se advierte la incipiente enfermedad que lo acompañó en sus viajes solitarios por las rutas. También, lo acompañaron historias a los costados del camino, pesares a lo largo de cada viaje y la foto de su hija.
Ella, Elena, no obstante, también tiene alma de viajera y pretende encontrar un lugar en el mundo, tal vez en Argentina pueda comenzar de cero y darle curso a su proyecto de boxeadora, aunque se le hace difícil aún en un deporte donde prevalece lo masculino. De su padre sabe poco y nada, incluso intenta no acordarse de ese “abandono” a temprana edad. Pero tal vez no sea tan lineal su historia y el tiempo diga otra cosa.
Dejar entonces en manos de la ruta y de la posibilidad de que la alcancen al sur de Chile para participar de un combate es su meta más próxima y para ello otro camionero solidario será artífice de la reconstrucción de la imagen paterna antes que los caminos se crucen definitivamente en un doble viaje que para Michelsen no solamente significa el último sino la chance de descubrir otro espacio y rol cuando conoce a una joven (María Alché) que le muestra un nuevo mundo.
La road movie se sirve en bandeja y El hombre del futuro se acomoda en ese viaje de carretera espiritual, sanador, pero sin el atajo de la redención o el chantaje emocional. Eso lo vuelve un film intenso, austero y poco pretencioso. Se habla lo justo y necesario; se siembra desde la puesta en escena toda la información que no se dice. Elementos que suman atributos a esta coproducción Chileno-Argentina, de estreno exclusivo en la Sala Leopoldo Lugones, que cuenta con las grandes actuaciones de José Soza, Antonia Giesen y una participación no menor de María Alché.