Dobles, simetrías, opuestos..No es que el director canadiense Denis Villeneuve ofrezca aquí una clase matemática, pero esta muy libre transposición de la novela de José Saramago tiene una estructura (circular por un lado y dominada por triángulos y cruces, por el otro) que bien podría ser analizada a través de cuadros, gráficos y diagramas.
El hombre duplicado bebe del cine de David Cronenberg, Brian De Palma y David Lynch, al trabajar no sólo el tema del doble sino también al apelar al erotismo y sumergirse en el terreno de las obsesiones más enfermizas, con una apuesta que por momentos se enfoca más en la construcción de climas y en exponer los vericuetos psicológicos de sus personajes que en desarrollar una trama más clásica, precisa y contundente.
El film está diseñado para el lucimiento de Jake Gyllenhaal (que también trabajó con Villeneuve en la reciente La sospecha), quien interpreta a dos hombres de rostros y físicos idénticos, pero muy distintos entre sí en cuanto a su personalidad: Adam es un tímido e inestable profesor universitario de historia que mantiene una aburrida relación con su novia Mary (Mélanie Laurent); y Anthony, un impulsivo actor de poca monta cuya esposa, Helen (Sarah Gadon), está embarazada de seis meses.
Cuando viendo un video Adam descubre la existencia de Anthony no puede contener la ansiedad de conocerlo. Lo que en principio era una simple curiosidad se convertirá luego en obsesión y no sólo de él sino mutua y con alcances inesperados, que incluirán también a sus respectivas parejas.
El talentoso director de Incendies regala a pura estilización algunos pasajes sugerentes y enigmáticos, con no pocos toques de un voyeurismo perverso (el arranque remite a Ojos bien cerrados, de Stanley Kubrick). La película -que algunos podrán conectar desde lo cinematográfico, también, con Vértigo, del gran Alfred Hithcock, o con ese clásico literario sobre el desdoblamiento de personalidades que es Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson- no es todo lo concisa y seductora que podría esperarse, pero aun con sus desniveles resulta una propuesta poco convencional, que asume múltiples riesgos y que, por lo tanto, resulta bastante valiosa.