Segunda colaboración entre Jake Gyllenhaal y el director Denis Villeneuve, quienes brindaron el año pasado el thriller Prisioneros, del que también fue parte Hugh Jackman. En esta ocasión ofrecen una propuesta radicalmente diferente que se basa en la novela "El hombre duplicado", del escritor portugués José Saramago.
Una película que seguramente dividirá las aguas entre los espectadores. Creo que habrá gente que la irá a ver dos veces más al cine y tal vez a otras personas les resulte un bodrio infumable. El director Villeneuve desarrolló un thriller psicológico cuya resolución se presta a varias interpretaciones y esto es lo que convierte a la película en una propuesta sumamente interesante. Es muy complicado analizar este film luego de una primera visión, porque la historia está plagada de simbolismos (malditas arañas) y es inevitable que se te escapen algunos detalles que luego pueden contribuir a cerrar mejor lo que un principio parecería ser un final desconcertante.
En lo personal creo que toda las pistas están desparramadas en la trama y eso también es que lo hace tan fascinante a esta producción, que te invita a que vos busques las respuestas en lugar de que el director te sirva la resolución del enigma en bandeja. Cualquier amigo del cine de David Lynch o David Cronenberg probablemente va a encontrar en este film uno de los mejores estrenos del año, ya que el espíritu de las obras de esos realizadores está muy presente en El hombre duplicado.
Una película que desde los aspectos técnicos sobresale por la narración del director Villeneuve, quien construye en apenas una hora y media un relato cautivante con logradas atmósferas de tensión, que logran envolver al espectador en las situaciones paranoicas que vive el protagonista. Algo que también se vio reforzado por la fotografía de Nicolas Bolduc y la música a cargo de Daniel Bensi y Saunder Jurriaans.
El hombre duplicado representa además uno de los mejores trabajos en la carrera de Jake Gyllenhaal, quien ofrece una auténtica cátedra de actuación. Es fantástico lo que hizo al interpretar dos personajes y como a través de gestos sutiles, que tienen que ver con la expresión corporal, creó matices diferentes en las personalidades de los roles que compone. Esta es probablemente su película más rara junto con Donnie Darko, que también ofrecía una experiencia similar.
Me refiero a que son películas que dejan mucha tela para cortar a la salida del cine y ailientan su discusión. Algo que no sucede con todos los estrenos semanales y por eso me parece que vale la pena darle una oportunidad y dejarse llevar por el juego que propone el director.