Si bien se le puede analizar muchas cosas más que interesantes y que dan para un largo debate, la realidad innegable es que El hombre duplicado aburre.
A priori parece una película hecha por un David Lynch muy desganado donde la metáfora ¿del miedo? Aparece en forma -literal- de arañas de todos los tamaños.
Esto último puede descolocar mucho al espectador ya que la película sale de la narrativa tradicional.
El director Denis Villeneuve (Prisoners, 2013) ya ha demostrado su talento pero aquí peca de pretencioso y descuida el dinamismo en pos de los subtextos.
Jake Gyllenhaal labura muy bien sus dos personajes pero a la hora de brindar brotes psicóticos y violencia exagera a un punto poco creíble.
Ahora bien, la edición es muy buena y gracias a que la cinta no llega a los 90 minutos se deja ver porque si se tratase de una película de más de una hora cuarenta seguramente casi todo el mundo abandonaría antes del final.
El hombre duplicado es una película que no va a gustar a la mayoría y que disfrutarán aquellos que gusten mucho del análisis.