CRECER HACIA ABAJO
Felipe Quiroga
ANT-MAN (2015) es justo lo que Marvel necesitaba. Algunos tropiezos en AVENGERS: AGE OF ULTRON (2015), en la que todo era grande y ruidoso, parecían señalar que la dirección elegida no era del todo adecuada: con temor fuimos testigos de los primeros sutiles indicios de que la fórmula no es perfecta y de que incluso Marvel puede repetirse e incluso llegar a abrumar hasta el punto del cansancio. Parecía que ya lo habíamos visto todo, que nada podía sorprendernos. Y entonces, el estudio decidió sabiamente: llegó la hora de crecer hacia abajo. El cierre de la Fase 2 de este universo cinematográfico se produce a puro desparpajo y frescura, en una película que se destaca por su humor y por el agradable hecho de no tomarse nunca en serio a sí misma. ANT-MAN es un bicho raro que pica y hace cosquillas, que entiende lo que es y que, inteligentemente, se aleja de lo épico y lo grandilocuente para pararse firme y recordarnos que los mejores héroes son los que se hacen desde abajo.
Tras un prólogo con guiños a los fans que apuntala la cohesión del universo Marvel (algo que la película nunca descuida), la trama arranca dejando establecida a lo bruto la nobleza del protagonista. El ladrón y ex-convicto-en-busca-de-redención Scott Lang (Paul Rudd) se verá obligado a unirse a Hank Pym (Michael Douglas), un científico y héroe retirado que busca impedir que su tecnología que le permite encogerse caiga en malas manos. Es aquí, en la preparación para el golpe y en el entrenamiento de Scott, cuando el film cae en una especie de meseta: se trata de un tramo forzado que, a pesar de contar con buenos gags, no funciona del todo bien ni siquiera como excusa para desarrollar las relaciones entre los personajes.
Claro que Lang y Pym no están solos en su misión. No se puede dejar de mencionar la divertidísima participación de Michael Peña como Luis, responsable de muchos de los mejores momentos humorísticos de la película. Por el lado femenino, Evangeline Lilly no tiene mucho que hacer como Hope, más allá de ser la mujer fuerte que había que poner para que nadie acusara a Marvel de compañía machista. Y con respecto al villano, Darren Cross (Corey Stoll), lamentablemente parece que el estudio no aprende de sus errores pasados: otra vez tenemos a un malvado unidimensionalmente malvado, tan pero tan malvado que incluso [CUIDADO, SPOILERS, SELECCIONÁ EL TEXTO PARA LEER]¡tortura cabritos! [FIN DE SPOILERS].
Aunque las secuencias de acción en ANT-MAN no están del todo aprovechadas (las escenas en las que el héroe usa sus poderes no siempre nos hacen sentir miniaturizados), tienen el mérito de ofrecer algo nuevo con respecto a las ya típicas batallas épicas en las que se destruyen edificios. Incluso en las peleas, el factor humorístico es lo que predomina, hecho que claramente está vinculado a que tanto el director, Peyton Reed, como los guionistas y el actor principal provienen del ámbito de la comedia. Aquí todo es un chiste, todo es de juguete: la nueva fórmula funciona y le da a Marvel la posibilidad de jugar a otro juego.