La hormiga atómica.
Ant-man es algo así como una regresión de Marvel al antiguo cine de superhéroes, dada su escasa profundidad argumental y su poca complejidad dramática, pero no por eso es una mala película. No es, claramente, de lo mejor que ha entregado la empresa de comics devenida en estudio de cine, pero aun así es una aventura divertida que puede disfrutarse en familia.
Una trama superficial y personajes inverosímiles nos recuerdan lo que solía ser el cine del estilo: sólo divertimento. Ant-man es nada más y nada menos que eso. Nada menos, porque su enfoque por entretener es altamente efectivo, gracias a una gran dirección cinematográfica y a un guión que sabe incorporar el humor a la historia. Pero es una propuesta, al menos en lo argumental, más llana de lo acostumbrado en el universo Marvel, con protagonistas acartonados y atajos dramáticos poco convincentes.
Es muy difícil tomarse en serio Ant-man, cuando creo que la gran revolución del cine de superhéroes ha venido por ese lado: la humanización de sus personajes. Aquí no existe eso, sino apenas una historia ridículamente simple en la que los protagonistas hacen buenos chistes y de vez en cuando le sacan chispas a la pantalla con escenas bien logradas. El hombre hormiga entretiene, pero no cautiva.