Identidades cambiadas en un policial de Matías Bertilotti
La película filmada en Misiones parte de una problemática social asociada a la última dictadura militar para desarrollar un policial potente y efectivo.
En el pequeño pueblo perdido en el mapa, Carmen del Sauce, hay un crimen. Muere el alemán (Ernesto Claudio) de forma misteriosa, un tipo querido por la gente del lugar. Llega un policía llamado Julian Gianoglio (Gaston Ricaud) a colaborar con la investigación del policía local (Carlos Santamaría). Pero sucede que el principal sospechoso (Nicolas Pauls) tiene el mismo nombre que él. Hallar al sospechoso y resolver el delito será la misión de este hombre.
El hombre inconcluso (2022) desarrolla en dos líneas temporales su historia. El presente con la investigación del crimen y el pasado con los hechos previos al suceso de conmoción social. A medida que avanza la primera, los distintos flashback nos revelan la verdad escondida en el pasado. Una verdad ligada a los años de plomo de la Argentina.
El director Matías Bertilotti nos sumerge en la sórdida historia que se cuenta, con un impecable trabajo técnico e inmejorables actuaciones. Actores muchas veces secundarios (salvo Victor Laplace, que interpreta a Reynaldo) trabajan desde una notable naturalidad para hacer creíble el cuento y trasladarnos al universo representado, además de una enorme cantidad de actores locales. Así la historia narrada tiene desarrollo y espesor dramático y no se siente una excusa para transmitir un mensaje social. La historia al servicio del relato y no a la inversa.
La reflexión sobre el cambio con eco en el pasado esbozada al inicio -y retomada al final-, adquiere de esta forma un poderoso sentido filosófico pero siempre desde el placer de contar una buena historia sobre un pueblo chico en el que se oculta un infierno grande.