Universal Pictures, en el año 2014, decidió lanzar su propio universo cinematográfico. Bajo el nombre de «Dark Universe», donde reuniría a personajes clásicos, lanzó «Drácula: la historia jamás contada». Sin embargo, la película no fue bien recibida. Luego, ya en el 2017, el estreno del largometraje de «La momia», protagonizado por Tom Cruise, significó el reestreno de esta suerte de mundo similar al de Marvel, pero una vez más falló. Ahora, Leigh Whannell nos trae esta película, aspirando tener mejor éxito que sus predecesoras.
Cecilia (Elizabeth Moss) es presionada y controlada en todo sentido por su pareja. Él es una persona de renombre dentro del mundo de la óptica. Igualmente, días más tarde después de que Cecilia lograra escaparse de sus manos, él se suicida. A pesar de eso, encuentra las maneras de hacerle creer a su ex-pareja que continúa vigilándola.
La historia presentada está bien. Entretiene, pero posee algunos baches de información que causan cierta confusión al momento de mirar el film. Whannell también se encargó de este aspecto, así que todo recae en él: maneja muy bien los momentos de tensión, pero de a ratos es bastante predecible. A su vez, los giros argumentales que posee, pueden resultar clichés.
En una película donde la historia flaquea, debe buscarse apoyo en el elenco, y sin dudas esto es lo que sucede. Elizabeth Moss saca a relucir sus mejores armas para este género que se inclina más hacia el terror que a la ciencia ficción. Aldis Hodge como James y Storm Reid como Sydney, junto al resto del equipo, conforman un reparto con un buen desempeño individual, pero uno mejor de forma grupal.
«El hombre invisible» es un largometraje que, a pesar de todo, decepciona. Promete más de lo que en realidad es. Sin embargo, es un buen producto que entretiene y, de a ratos, asusta. Ojalá sea el primer paso en un mundo nuevo que nos otorgue un aire diferente al de los superhéroes.