Tras esta producción se encuentra detrás de cámaras y escribiendo el guion Leigh Whanell, un experimentado realizador de películas de género que ha sabido condmientar sus propuestas con dosis exactas de horror y climas. En esta oportunidad aggiorna el clásico personaje de H.G. Wells para narrar el derrotero de una mujer asfixiada por una relación violenta.
Apoyándose en la magistral actuación de Elisabeth Moss (cuándo veremos algo en lo que no se pueda decir esto), los avances técnicos le permiten cruzar "Durmiendo con el enemigo" con una problemática de agenda que tal vez se regodea en exceso en detalles escabrosos.
La tensión que logra en las escenas en las que el silencio predomina, clave para la confrontación con el hombre invisible, o aquellas en las que la distorsión sonora son fundamentales para confundir a Cecilia (Moss), demuestran que el cine puede seguir sorprendiendo en pantalla con productos clásicos y a la vez innovadores.
Hacia el final giros y más giros disuelven ese encanto y terror inicial, pero así y todo la propuesta cumple con sus premisas, un tour de force para una de las actrices más versátiles que el cine y la televisión nos ha ofrecido en el último tiempo.