Un monstruo demasiado obvio
A pesar de sus conocidos actores, el guión de El hombre lobo es muy torpe
La remake de un clásico del cine fantástico como el escrito por Curt Siodmak y protagonizado en 1941 por tres grandes figuras de la época como Lon Chaney Jr, Claude Rains y Bela Lugosi, ahora bajo las órdenes de un sólido artesano del cine de género como Joe Johnston ( Rocketeer , Cielo de octubre y Jurassic Park III ) y con todos los avances en términos de maquillaje y efectos visuales, parecía una excelente idea dentro de la tendencia al reciclaje de viejos éxitos que impera en Hollywood.
Sin embargo, esta nueva versión de El hombre lobo resulta una absoluta decepción en todos los órdenes: la narración es muy poco atractiva, los actores están lejos de sus mejores trabajos, constituye un claro retroceso en la interesante carrera de Johnston (que, según trascendió, perdió el control artístico del proyecto) y ni siquiera las imágenes generadas por computadora -pese al aporte de talentosos artistas y a un generoso presupuesto de 85 millones de dólares- están a la altura de lo que hoy el espectador exige como estándar.
Baño de sangre
Tras el brutal asesinato de su hermano, Lawrence Talbot (Benicio Del Toro), un actor que ha pasado buena parte de su vida en los Estados Unidos, regresa a la casona de su padre (Anthony Hopkins) en un pueblito de la Inglaterra victoriana (la historia transcurre en 1891) para investigar el hecho, que también ha llamado la atención de un inspector de Scotland Yard (Hugo Weaving).
Por supuesto, en cada noche de luna llena, el baño de sangre será incontenible y la presencia de la bella Gwen (Emily Blunt) permitirá desarrollar una insustanciosa subtrama romántica. Porque, aun con sus apelaciones al terror, a la acción y al melodrama épico e incluso con el exotismo de las tradiciones gitanas y de las leyendas propias de la licantropía, la película nunca levanta vuelo ni provoca la fascinación que este tipo de historias exige.
El hombre lobo elude el vértigo y el regodeo visual de tanto tanque hollywoodense reciente y adopta, en cambio, cierto clasicismo narrativo más cercano al espíritu del film original. Pero el gran problema es que la historia -con sus torpes flashbacks y su falta de fluidez- se vuelve cada vez más obvia y solemne. Y el aburrimiento, se sabe, es el peor de los pecados para el cine de entretenimiento.