El hombre bobo.
Esta película resulta una gran decepción. No es que el director de Jurassic Park 3 me creara muchas esperanzas (Rocketeer, una de sus más tempranas producciones, está bien), pero tenía la esperanza que Joe Johnston ofreciera un espectáculo más que digno. Un revival del viejo cine de terror de Universal, con una estética y ritmo moderno. Con un buen rendimiento en taquilla (aunque esto es independiente de la calidad del producto, algunas veces), quizás podríamos ver a diferentes directores que, buscando redimirse, continuara con la chispa que encendiera esta película. Y así, actualizar clásicos de terror.
Claro, todo eso se esfumó al cuarto de película.
Para empezar, cuando esperaba "ritmo moderno" no me refería al ritmo de videoclip cercano a las carnicerías filmícas de la escuela de Michael Bay. Es ahí donde se refugia la película: un montaje vertiginoso, que a veces apenas tiene sentido y con sonido rompetimpanos (como para que los golpes de efecto carentes de imaginación funcionen).
El hombre lobo toma algunas cosas del original de Universal (que, aunque no fue un fracaso, nunca tuvo secuelas directas, que no sean crossovers) como la relación amorosa entre el Lord inglés Talbott y Gwen Conliffe. Se toma varias licencias, claro, y nunca termina de definirse entre una película de terror estilizada y un slasher medio pelo como hay que aguantarse hace varios años. En esta producción, Benicio Del Toro cumple el rol del inglés y el licántropo. Aunque no parece una de las mejores decisiones para el papel que tiene Lon Chaney Jr. en el clásico, Benicio aporta la figura para el hombre. Sólo eso. Porque, como el resto del elenco, en especial Anthony Hopkins, cada tanto sobreactua. Y es que algunas exageraciones de la película así lo ameritan.
El único híbrido acá no es el personaje de Lawrence Talbot (hijo de John Talbot, en una clara referencia a la original) sino toda la película. Y no es que Joe Johnston sea un genio y haga toda la película así a propósito. Son los mismos problemas de la película. Tenemos secuencias oníricas que dan vergüenza (y ni hablar del famoso flashback), con Benicio gritando que va a matar a todos antes de transformarse en un lobizón CGI que parece unos cuantos años atrasados (quizás se tomaron muy en serio el siglo decimonónico) para después andar flirteando con al viuda de su fallecido hermano. La muchacha, en la piel de Emily Blunt, no pierde tiempo. No la voy a juzgar, pero con lo bien que le queda el escote a Emily, bien podría dejarse de pavear con este tiempo lleno de problemas y salir a buscar algún otro Lord que no se convierta en un monstruo que no se decide entre textura real o virtual.