Impecable filme de espionaje con Philip Seymour Hoffman
Película intensa, veraz, inteligente, sutil. Pinta como todas las novelas de John Le Carre, el mundo del espionaje, pero desde allí abre ventanas prometedoras para asomarse al alma humana, tironeada entre la lealtad, la codicia, las ansias de poder y el desamparo. “Queremos hacer un mundo mejor”, lo dice, con cinismo una filosa mandona de la CIA. Y lo repetirá el soberbio agente alemán Gunther. Con mucho rigor y belleza el film desarrolla una intriga pesada después del 11 de septiembre, cuando la CIA, el espionaje alemán y el gobierno se pelean por desenredar una oscura madeja en un Hamburgo de clima portuario y oscuridades varias. Desde allí el terrorismo islámico organizó el atentado a las Torres. La llegada de un personaje extraño, mitad ruso y mitad checheno, hace sonar todas las sirenas. Los centros de poder se recelan, se complementan, se obstruyen. Al final, cada uno está más preocupado en imponerse a sus contrincantes ocasionales que en develar la verdadera razón de una intriga. La atención no decae, los personaje secundarios tienen peso (la mejor interpretación de una luminosa Rachel McAdams), la trama avanza en un clima sombrío y de creciente tensión. Y en el medio de todo está Phillip Seymour Hoffman, en el papel de un agente hastiado, desbordado de cigarrillos y whisky, que parece estar al borde de esa desaparición (en el film y en la vida) y que llena la pantalla con esa cara gastada, esa voz oscura, esa sonrisa triste. El maneja hasta donde puede los hilos de una investigación difícil, llena de aristas difusas. Y será él quien al final deberá reconocer que el mal ha contagiado sus métodos y sus crueldades a un mundo donde sobran enemigos. Sus gestos, su soledad y su desazón parecen preludiar un final (en el film y en la vida) que estaba dibujado en la piel de este actor inmenso que tuvo aquí una despedida a la altura de su talento. El film no da respiro, no confunde con tramposos sorpresas, no necesita ni golpes de efecto ni persecuciones espectaculares. El realizador es un fotógrafo consagrado que sabe explotar cada rostro, cada detalle y que curiosamente arranca notas de humanidad en un escenario tan plagado de cinismo y horror. Un estupendo film de acción.