Intriga internacional
Basada en un policial homónimo de John Le Carré, El hombre más buscado no es sólo la última y quizá más notable (y no por ser la última) actuación del desaparecido Philip Seymour Hoffman, sino una delicada, quirúrgica mirada sobre los modos casi antagónicos con que Europa y los Estados Unidos encaran la problemática terrorista. Hoffman es Günther Bachmann, un agente de inteligencia alemán con la perspicacia de Sherlock Holmes y la desfachatez (y el abandono personal) del teniente Columbo. Dentro de su departamento, Bachmann carga con un pasivo que un colega quiere cobrarse, mientras una agente norteamericana (Robin Wright) obstaculiza la investigación de Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin), emigrado checheno que, sin saberlo, está por heredar una fortuna. En el decálogo antiterrorista, la consigna lógica es atrapar a Karpov como sospechoso, pero Hoffman permite la intercesión de una abogada en asuntos de inmigración (Rachel McAdams) para que Issa reciba su fortuna y, de ese modo, la red terrorista adquiera otras dimensiones. El holandés Anton Corbijn (que inició su carrera como un distinguido fotógrafo ligado al rock) dirige con maestría esta telaraña de intrigas, pero el balance no sería magistral sin Hoffman, que entrega una de sus actuaciones más notables y, como trasfondo, las dimensiones de su pérdida.