La suma de todos los miedos
En su último rol protagónico, Philip Seymour Hoffman acapara toda la atención.
Ciertas circunstancias pueden cambiar la percepción de una actuación. La muerte por sobredosis de heroína de Philip Seymour Hoffman, en febrero, ha hecho que El hombre más buscado sea su última actuación protagónica. Si el actor de Capote tuvo siempre una suerte de imán hacia la platea, en la adaptación del best seller de John Le Carré pareciera que Günther Bachmann tuviera mucho, pero muchísimo más peso específico que el personaje del título, un joven ruso sin papeles al que se presume terrorista.
La novela de 2008 se centra en Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin), quien llega ilegalmente a Hamburgo, Alemania, para sacar la fortuna de su padre de un banco que regentea Thomas Brue (Willem Dafoe), para lo que contrata a una abogada de derechos humanos (Rachel McAdams). Günther, o sea Philip Seymour Hoffman, encabeza una pequeña red de espionaje alemana, que tiene en la mira a la comunidad musulmana, y debe averiguar si el recién llegado integra, o no, la trama de un presumible atentado.
A lo intrincado que se va volviendo el asunto -pero nunca como en El Topo, otro best seller de Le Carré- se le suma esa atención por el actor que asume el rol principal. Entre sorbos de whisky, las poses de su cuerpo, las miradas, la manera de enunciar sus parlamentos -a veces susurrando-, estamos ante un festival Philip Seymour Hoffman, pero sin sobregiros. Como si hubiera sabido que lo que estaba haciendo era su legado como actor principal.
Porque ¿cuánto confía en sí mismo? Casi nada es lo que sabemos de su vida interior -retaceos de información bien administrados por el guionista australiano Andrew Bovell (Al filo de la oscuridad) y el realizador holandés Anton Corbijn (El ocaso de un asesino, con Clooney)-, lo que acrecienta el enigma alrededor del personaje.
Si pudiera apartarse por un instante la mirada al actor, está la no tan embrollada pero sí compleja historia de traiciones, dudas y agachadas propias de una novela de espionaje. Porque después del 11 de septiembre de 2001 -hoy se cumplen trece años- la paranoia cunde en todo Occidente, pero los precios que algunos están dispuestos a pagar por la pretendida “seguridad nacional” son tan altos como muchas veces descabellados.
Y de eso también trata El hombre más buscado.
¿Cuántas veces uno se topa con una adaptación inteligente y, a la vez efectiva? Este es un filme en el que la tensión se acrecienta, las vueltas de tuerca no son increíbles. Y claro, está él, como un he chicero, un gancho que la película aprovecha en sano beneficio.