La vida en números
Un genio indio de las matemáticas sorprende a los académicos británicos en esta cinta basada en la vida de Ramanujan y acá te contamos de qué trata sin obviar su fórmula.
Estás en la cola de la verdulería y te das cuenta que debes multiplicar los kilos de cebolla que vas a llevar por el precio para que te dé el monto a pagar. Lo haces. Cuando pagas y chequeas el vuelto, miras el reloj y te percatas que faltan cinco minutos para que te cierre la panadería. En esos cinco minutos, 300 segundos, deberás cruzar cuatro cuadras a paso acelerado para llegar antes de que cierre y comprar lo que te alcance de pan con el vuelto de la verdulería. De toda esa combinación de números depende tu éxito. ¿Quién no vivió situaciones cotidianas como éstas donde los números forman parte de nuestro andar? Srinivasa Ramanujan se lo tomó muy a pecho y desde su India natal ya sabía que los números son su vida. El hombre que conocía el infinito (The Man Who Knew Infinity, 2015) es el film que nos cuenta la obra de este genio que, sin ningún título universitario, nos brindó extraordinarios aportes a las matemáticas.
La cinta comienza con Ramanujan y un breve resumen de lo que era su vida en la India: sin trabajo, con una esposa que mantener y con un claro pasatiempo como el de hacer cálculos matemáticos en el piso. Dev Patel (¿Quién quiere ser Millonario?) se pone en la piel del protagonista y nos brinda un abanico de matices que hacen de Ramanujan un ser muy cercano a nosotros, pese a la distancia en el tiempo, en la cultura o en la materia en cuestión. Ramanujan sufre por conseguir empleo en la India, se alegra por el contacto desde tierras británicas - y ni hablar cuando pisa la Universidad de Cambridge -, defiende sus postulaciones matemáticas ante cualquiera y venera a su Dios como aquel que lo guía a cada uno de sus descubrimientos. Sin lugar a dudas, ante tantos picos sentimentales, cualquier desliz pudiera resultar criticable y arruinar gran parte del film, pero Dev Patel comienza a acostumbrarnos con sólidas interpretaciones como las antes logradas en ¿Quién quiere ser Millonario? (Slumdog Millionaire, 2008), El exótico hotel Marigold (The Best Exotic Marigold Hotel, 2012) o en la serie de Aaron Sorkin, The Newsroom. En los próximos meses lo veremos en la que podría ser hasta el momento como la mejor interpretación de su filmografía. La película Lion (2016), ovacionada hace semanas en el Festival de Toronto, donde interpreta a un joven indio adoptado por un familia australiana y cuyo objetivo es buscar a sus padres, es la gran apuesta de los hermanos Weinstein para la próximos Premios Oscars y sin dudas el nombre de este joven actor británico va a sonar y mucho.
Ser una cinta que se dedica a explorar la obra de un matemático puede muchas veces cometer ciertos errores que en otros films pasarían desapercibidos. Esto acá es llamativo ya que no respeta la historia original. El film es ambientado en un único año: 1920. Según la película, en ese año ocurre la estancia de Ramanujan en Inglaterra, sus descubrimientos y meses después su regreso a la India. Por cuestión de acotar tiempos o hacerlo más dinámico o vaya uno a saber porque, estos no son los tiempos reales. Ramanujan estuvo seis años viviendo en Inglaterra y ese tiempo es un poco más razonable para la cantidad de descubrimientos y demostraciones que pudo llevar a cabo. Por más que pueda resultar algo anecdótico la cantidad de años donde se alojó en territorio británico, cuando uno ve el film no puede resultar verosímil el periplo maratónico de Ramanujan ya que en menos de un año tuvo un subibaja de emociones sin que dé tiempo a la adaptación, la amistad o la constante lucha por demostrar sus hallazgos. Otra de las cuestiones es la edad de G. H. Hardy. En el film es llevado a cabo por el siempre correcto Jeremy IronsJeremy Irons, aunque en la realidad Hardy, el catedrático amigo de Ramanujan, tenía apenas 10 años más que su protegido. Irons ya vivió algo similar durante este año al interpretar a Alfred en Batman vs Superman: El origen de la justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) donde muchos fanáticos del enmascarado lo criticaron por no llegar a la edad que ellos especulaban con que fuese la correcta – Saludos, Michael Caine -, por lo que esta inversa situación seguro que no pasara a mayores. De todas formas, llama la atención por ser un film donde se estima que si en algo no debe haber equivocaciones es en los números.
El hombre que conocía el infinito es una película que narra la vida de un genio de las matemáticas que, pese a su enfermedad, logra llevar a cabo grandes descubrimientos y que se cumplan todos sus deseos. Parecería la sinopsis de Una mente brillante (A Beautiful Mind, 2001), pero es sólo esa similitud. Podríamos trazar un paralelismo pero no tendría mucho sentido. La película que retrata la vida de John Nash tiene todo lo que debe tener un excelente film sobre la vida de un ícono: un destacado director, un sólido reparto y el respeto por los tiempos reales. Por razones de presupuesto o meras cuestiones filmográficas que tiene que ver con decisiones de producción, estos detalles a veces son obviados y podría resentir en el producto terminado. El hombre que conocía el infinito es conducido por Matt Brown en guión y dirección siendo estos sus primeros pasos. La solidez del reparto no se discute. Los detalles temporales, tal como esos cinco minutos reales que me quedaban para ir a la panadería, 300 segundos, ni uno más ni uno menos o, en este caso, el indicar que en un año se vivió lo que en realidad sucedió en seis, son determinantes para el éxito o no. Ahí recae el paradójico fallo de una película sobre un matemático: de toda esa combinación de números depende su éxito.