Sobrevalorado y desconcertante bodrio tailandés
Hace mucho tiempo que no me pasaba sentirme totalmente a contramano de mis colegas en el análisis de una película. Uno puede acordar, o no, puntuar algo como regular que otros ven bueno, o hacer hincapié en los distintos valores desde una óptica personal y pensar distinto... Pero estar a kilómetros de distancia, no. No se da, no pasa habitualmente. Por ende, cuando salí de la sala del BAFICI donde ví "Loong Boonmee raleuk chat", desconcertado y con paso vacilante, me sentí un "outsider". Un marginal. Algo había pasado ahí dentro y había perdido mi status de crítico. Periodistas especializados me decían "tenés que verla. Sí o sí"... Y ya a los veinte minutos quería salir de la sala..."El hombre que podía recordar sus vidas pasadas", fue ganadora de la Palma de Oro el año pasado en Cannes y el ambiente dice que recibió su premio por su original y único estilo renovador y transgresor, hay muchísimas notas que alaban el film hasta llevarlo a niveles ya no terrenales y a coro, los más encumbrados periodistas especializados en cine dicen de su director, Apichatpong Weerasethakul, que es el más brillante e innovador cineasta en los últimos veinte años...
Bueno, debo decir que mi opinión es diametralmente opuesta a semejante conceptualización.
Creo que "Loong Boonmee..." es una farsa. Es una película pobre, mal actuada, aburrida y monótona en niveles inenarrables. Sí me parece que el director lleva adelante su pensamiento, como artista integral (es un hombre que hace instalaciones, además de dedicarse con pasión al cine), y que la crítica sobrevalora esa arista que Weerasethakul tiene, entendiendo a sus films como estructuras narrativas que rompen el esquema tradicional y "reinventan" un marco mágico y misterioso... Elementos en los que estoy en completo desacuerdo. Su cine, para el espectador regular y hasta para el entendido, es malo y sin relieve. Son realizaciones cuyo clima y puesta en escena ambientan sujetos en relación con la selva y la magia, lo oculto.. Pero están transmitidas a través de pésimos actores con libros que dan pena. Según sus defensores, sus trabajos están poblados de símbolos que el espectador debe decifrar y que aluden a la vida actual que atravesamos, con un tinte local (tailandés) que los vuelve exóticos y visualmente poco reconocibles para el occidental medio. Pero aquellos que entendemos que el cine es primordialmente entretenimiento, sabemos que no es así.
Uno puede aceptar que un artista multimedial utilice al cine como vehículo para transmitir sus ideas e impresiones. Pero uno como público receptor, puede poner entre sus prioridades que aceptar de ese sujeto, de manera que cuando uno entra al cine, espera que lo entretengan. De la manera que sea, pero que uno pase un buen momento, que ese viaje, que significa la duración de una película, sea reconfortante y reparador. Aquí hay que decir que el relato es de lo más denso y aburrido que ví en mi vida (y he visto mucho, créanme)...Para algunos, el cine de Weerasethakul es arte en estado puro. Este cronista se durmió durante la función. Creo que eso exime de mayores detalles, pero como siempre les cuento de que va la historia, lo haré como es habitual.
El tio Boonme tiene una afección renal que le da poco tiempo de vida. Decide ir a morir a una aldea cercana con la frontera de Laos, donde encontrará a su cuñada en el lugar en el que se crió. Allí, mientras se aplica su tratamiento de rigor para soportar sus últimos días, recibe una noche la visita del fantasma de su esposa. Ella falleció mucho tiempo atrás (casi veinte años) y su aparición silenciosa pasma a los habitantes de la casa....Su presencia vendría a marcar la conexión con el otro mundo, el que espera recibirlo pronto... Boonme decidirá visitar una cueva, lejana e internada en el medio del bosque, para terminar sus días. En el trayecto hacia ese lugar y allí mismo, irá en busca de recordar aquellas vidas que vivió y que parece recordar en este período final...
Para que se den una idea de como viene la cosa, su hijo perdido (según el relato) aparece corporizado en forma de oscuro mono en el relato.
Y una mujer tiene una relación impropia con un pez.
La secuencia de apertura muestra, por unos casi 8 minutos, a una vaca atada que se libera de su cuerda, y se interna en un bosque.
Bueno, ya está. Para algunos críticos, es una obra maestra. Y Cannes, hizo justicia con este increíble e innovador director. Para nosotros, es casi una estafa. Es basura en estado puro. Cualquiera puede irse a los bosques de Ezeiza y filmar a los pájaros quince minutos, ensayar alguna escena onírica delirante y contarla como una vertiente nueva de la búsqueda personal de quien la pensó. Dejar la cámara en una posición, un rato largo sin que haya diálogo...Y listo. Una obra maestra. Cine regional, con toques de ocultismo y un ritmo único. Me invitarán a Cannes?
No hay que fingir que "El hombre que puede recordar sus vidas pasadas" es buena sólo para estar a tono con lo que dicen los especialistas.
Huirle como a la peste. Y no les crean a quienes intenten convencerlos de lo contrario.