Un galán en decadencia.
Todo a ganador planeó el director y guionista Brian Koppelman, quien codirigió este filme con David Levien. El gancho para atrapar al espectador era usar la vida real de un famoso como Douglas, cuya fama de seductor es vox populi. Pero en el celuloide todo es diferente. Ben, su personaje, es un vendedor en decadencia, que tiene tanta habilidad para conquistar mujeres como para destruir relaciones. No soporta que su nieto lo llame abuelo, trata de que la gente piense que su hija es su novia, y es capaz de acostarse con la hija de su amante sin que se le mueva un pelo. El error fue confeccionar un guión sin sutilezas, con un abuso de texto sobre la figura de Michael Douglas quien, a su edad, le queda demasiado grande ya el rol de galán. Lejos de la comedia y también del drama, el filme se torna en un híbrido prescindible.