Miedo al tiempo
Dos realizadores en colaboración dirigieron esta película sobre un hombre que se queda solo por propia voluntad. Según dijeron en una entrevista, la historia nace de la experiencia personal, pero nada tiene de autobiográfica. Recordaron estos cineastas norteamericanos que, cuando tenían 12 ó 13 años, algunos amigos de sus padres eran exitosos hombres de negocios que no podían dejar de competir para sentirse mejores que los demás, pero que luego esos hombres de negocios se doblegaron ante el peso de la ambición y condujeron sus vidas hacia el fracaso: la ruina económica, o peor aún la cárcel, o la ruptura de sus familias. Consideran los cineastas que el tiempo puso en su lugar a esas personas a las que habían admirado ingenuamente en la infancia.
Pues esa decadencia es la que atraviesa Michael Douglas en Un hombre solitario, aunque el largometraje no sólo se ocupa de mostrar cuánto le cuesta a su personaje aceptar la dura nueva realidad de su existencia, sino que le arroja un manto de piedad y también muestra los intentos que luego hace para salir de la barranca en la que tan profundamente ha caído. Es una historia cargada de emociones positivas pero también negativas.
“¿Cuándo comenzó en verdad todo esto?”, interroga a Ben Kalmen su ex esposa (encarnada por Susan Sarandon), y éste le cuenta algo que el espectador sabía casi desde el principio de la película. Hace algunos años, Kalmen concurrió a un chequeo de rutina y, cuando sospechó que el diagnóstico podía ser comprometedor, decidió no conocerlo y tratar de olvidarse de lo grave que podía ser.
Eligió vivir como pudiera y como quisiera (según una interpretación muy particular de la libertad) hasta que su corazón dijera basta y todo se apagara. Claro que el precio pagado fue demasiado caro. El impulso de aquella decisión lo alejó de su matrimonio, de su hija, de las leyes y de la ética para dejarlo con sus propias obsesiones.
Esa es la conclusión a la que parece estar llegando Kalmen mientras habla con la mujer con la que estuvo casado. Parece rozarlo (es una de las tantas interpretaciones posibles) la primera noción profunda acerca de que se vive mejor cuando se acepta que, más tarde o más temprano, la muerte aparecerá en el camino.