En un taller barrial un grupo de jóvenes, la mayoría de ellos con síndrome de Down, se dedica con pasión a la pintura. La directora Josefina Recio sigue con su atenta cámara el día a día de esos protagonistas, que descubren en cada pincelada sobre la tela la necesidad de ser libres, expresar sus deseos, temores y creencias en un mundo que los atenaza, muchas veces negándoles su interioridad y, al mismo tiempo, les deja lugar para sus sueños y para comprender a quienes se encuentran a su lado. En contraposición a los cuadros surrealistas que suelen pintar buena parte de los integrantes del taller, el grupo deja lugar para la risa y para la ternura.
Una aproximación a la creatividad de un grupo de artistas visuales con discapacidad intelectual es la propuesta de Josefina Recio en El huevo del dinosaurio (2019), un documental cuyo eje gira en torno a las clases que dicta la propia madre de la realizadora. Los Chopen es un grupo de artistas con discapacidad intelectual que se dedica a la pintura. Fue creado por la propia madre de la cineasta y está integrado, entre otros, por su tía. El huevo del dinosaurio gira sobre la cotidianidad del grupo en su conjunto como así también de la individualidad de algunos de sus integrantes, hombres y mujeres de diversas edades que encontraron en la pintura una forma más de expresión y de relacionarse con el mundo que los rodea. Recio trabaja a partir de lo observacional sin intervenir de manera directa. La cámara voyeur busca capturar aquellos momentos tanto del proceso creativo como del trabajo que una docente realiza con sus alumnos. Mientras por otro se posa sobre el quehacer cotidiano de aquellos que asisten a las clases. Los vínculos familiares, sociales y entre el propio grupo son explorados por la realizadora con una honestidad poco frecuente, sin la necesidad de apelar a recursos efectistas ni golpes bajos. Una puesta en escena original y colorida -con influencias de Wes Anderson y algo de Tim Burton- conecta la pintura con una impronta narrativa desacartonada que le escapa al prejuicio de “lo diferente”, buscando integrar en lugar de expulsar.
Para seguir pensando/imaginando el lugar que al “diferente” le damos en la sociedad. Una propuesta sencilla y efectiva que potencia sus ideas a partir de la interacción de una docente artista y sus alumnos. La libertad y alegría, el desparpajo, pero también la difícil tarea de diariamente cuidar a aquellos indefensos, permiten que esta película cumpla efectivamente con sus premisas.
Josefina Recio, creadora de este poético y lúdico documental cuenta que sus motivaciones personales tienen hondas raíces familiares pero sus convicciones son claras: cuando se habla de una verdadera inclusión de aquellos que tienen capacidades diferentes, se debe dejarles desarrollar y admirar esas cualidades distintas, muchas veces deslumbrantes. La madre de la creadora fundó un taller de pintura para personas con discapacidad intelectual, y en especial para el grupo “los Chopen” de particular talento, que impulso a su mama a dejar de pintar. Pero también allí esta su tía Pipi una creadora admirable y muchos pintores que merecen ser conocidos. De quienes participan en el filme se espera poco y sin embargo ellos pueden dar mucho más con su arte y con su visión. Son los que comprenden mejor que nadie que el arte es juego creativo, pero juego al fin, con un resultado donde la belleza tiene su mejor lugar .
por Celeste Herrera Una extraña belleza El documental El huevo del dinosaurio (2019,) es casi tan inclasificable como su título. La ópera prima de la argentina Josefina Recio destaca por su singularidad y porque en cada plano se respira una extrañeza hipnótica. Recio relata: Mi madre dejó de pintar cuando descubrió la obra de Los Chopen, grupo de artistas con discapacidad intelectual que ella misma fundó y del que forma parte su hermana, mi tía Pipi. Lo que el mundo espera de nosotros no siempre es lo que nosotros podemos darle. A veces el mundo espera poco y nosotros podemos mucho más. Esta es una exploración lúdica y poética sobre éste gigante de múltiples cabezas. La heterogeneidad con la que Recio narra la historia del grupo de artistas Los Chopen la posicionan como una de las artistas más particulares e innovadoras que el universo del documental nacional haya explorado en el último tiempo. Cuando la obra parece encaminarse hacia lo biográfico, la secuencia siguiente nos seduce con una puesta que coquetea con la ficción, volviéndose así mucho más experimental y poético. Es gracias a su puesta donde la cámara encuadra, las vidas y las historias de sus personajes, de modo simétrico, por lo que el orden, el equilibrio y cierta estabilidad se vuelven y trascienden en un simbolismo absoluto. Posee un logrado trabajo de sonido y fotografía que aportan a un estilo concreto que se va definiendo en los 67 minutos de duración. "La sensibilidad de la directora y guionista, a la hora de contar una historia demasiado personal, del universo que la rodea, es lo que otorga al material una grandeza notable consiguiendo generar empatía y admiración con sus personajes sin caer nunca en lugares comunes debido a la temática que el filme aborda." Clasificación 8/10. Título original: El huevo del dinosaurio Año: 2019 Duración: 68 min. País: Argentina Dirección: Josefina Recio Guion: Josefina Recio Música: El sueño de los elefantes Fotografía: Nicolás Richat Reparto: Documentary Productora: Wanka Cine / Gancho / INCAA
Si bien como expresa su directora, “EL HUEVO DEL DINOSAURIO” es un documental que parte de una motivación íntima y personal, finalmente sirve perfectamente como vehículo para comenzar a preguntarnos y repensar nuestra propia mirada sobre el mundo del arte en relación a la temática de la discapacidad. Josefina Recio, en su ópera prima, pone el foco en el grupo “Los Chopen” formado por más de 20 artistas con discapacidad intelectual de la ciudad de Bahía Blanca, del que su madre Ana Montaner es directora y del que forma parte su hermana Pipi, es decir la tía de la realizadora. Con una mirada sumamente amorosa sobre el trabajo que se realiza en este taller, rescata y visibiliza lo que cada uno de sus integrantes puede demostrar para poder expresar todas sus capacidades y crear arte, borrando completamente las convenciones y los prejuicios que suelen encontrarse frente al mundo con capacidades diferentes. La idea fuerza de Montaner ha sido la de instalar a estos artistas como productores culturales de la ciudad, permitiendo que sus obras participen en muestras tanto municipales como privadas y que esto no se limitase exclusivamente a la ciudad de Bahía Blanca sino que pudiese extenderse fuera de los límites de la propia ciudad. Algo de eso sucede con “EL HUEVO DEL DINOSAURIO” en donde su realizadora intenta mostrarnos este mundo de artistas y su proceso creativo, adentrándonos además en algunos detalles de sus vidas, dejando abiertos interrogantes e invitaciones a nuevas miradas. Son fragmentos muy pequeños, pero muy relevantes, en donde nos asomamos a los vínculos filiales, a la amistad, al amor, a la importancia de poder expresarse a través de estas obras plásticas y lo que esta actividad ha logrado modificar en sus vidas: la lente de Recio mezcla hábilmente ese mundo interior de sus protagonistas junto con el desarrollo de sus creaciones artísticas. Como dato adicional, puede mencionarse que el taller no cuenta con ningún apoyo económico ni subsidio alguno sino que se autosustenta económicamente con la venta de las propias obras del grupo, que ha participado de diversos salones de cerámica, arte textil y tuvieron presencia en muestras en Bariloche y en las Jornadas de Arte, Deporte y Discapacidad en Bahía Blanca. Muchas veces los documentales sirven para narrar un suceso histórico que pocos conocemos, muchos de ellos han ayudado a reconstruir fragmentos de una historia familiar reciente, han permitido visibilizar temáticas que son necesarias para la construcción de una nueva mirada social, y muchos otros platean la posibilidad de acercarnos un mundo casi desconocido, al que no hubiésemos accedido de otra manera que no fuese mediante estos trabajos. ”Mi madre dejó de pintar cuando descubrió la obra de Los Chopen. Lo que el mundo espera de nosotros no siempre es lo que nosotros podemos darle. A veces el mundo espera poco y nosotros podemos mucho más.” Josefina Recio – Directora Siguiendo el espíritu del taller, la directora nos invita al juego y acompañada por la música del grupo “El sueño de los elefantes” y un exquisito trabajo de fotografía a cargo de Nicolás Richat, nos acerca al mundo del Grupo Chopen y podremos disfrutar, de esta manera, de una producción plástica que asombra por su potencia, por la fuerza y por un particular uso del color que se destaca a lo largo de todo el filme, en donde además vemos la interacción dentro de la búsqueda estética con miembros de la familia de los artistas (hermoso fragmento cuando una de ellas invita a que usen su cara como si fuese la tela del cuadro y la pinten libremente o el de una lluvia de papeles amarillos que invade el escenario). Paseando sus obras con enormes cabezas coloridas en distintos puntos geográficos, los artistas que conforman “EL HUEVO DEL DINOSAURIO” nos comparten, sin mayores pretensiones, un momento de arte que tiene mucho de poesía y de invitación a un cambio de mirada y que finalmente nos despojemos de tantos preconceptos que nos atrapan. POR QUE SI: «Borra completamente las convenciones y los prejuicios que suelen encontrarse frente al mundo con capacidades diferentes»
Crítica de El Huevo del Dinosaurio Película argentina de estilo documental dirigida y escrita por Josefina Recio. El film relata la historia de un grupo de personas con discapacidades intelectuales, tales como el síndrome de down. La cinta se encarga de mostrar a los protagonistas realizando varias de sus obras, ya que son artistas plásticos, cuyos trabajos se venden en el interior y exterior del país. Presentada como el caso principal, si se quiere, Pipi es una señora mayor en la que la narración de la película decide concentrarse a lo largo de toda su duración. En ella, podemos ver a alguien que busca expresarse de alguna forma todo el tiempo a través de sus pinturas, las cuales siendo supervisadas por las personas de su equipo laboral, terminan por dar un resultado excelente. Este documental ofrece una narrativa atrapante desde sus primeros minutos, y por supuesto, la dirección de fotografía por parte de Nicolás Richat es algo muy influyente en eso. Cumple exitosamente la manera de mostrar lo que precisamente quiere mostrar, y deja una buena cantidad de información para la gente que tal vez desconozca estas métodos empleados para ayudar.
Josefina Recio dirige un documental sobre un grupo de artistas con discapacidad intelectual fundado por su madre. Los Chopen es un grupo de artistas con discapacidad intelectual que funciona desde 2007 en Bahía Blanca. El taller lo crea la madre de Josefina Recio, directora de este documental. Una mujer artista que deja de pintar cuando observa lo que sus alumnos son capaces de hacer, asombrada por esas obras que desbordan color y creatividad a través de lo intuitivo. A través de un paseo por estas obras y estos procesos de creación, Recio también se permite hacer foco en unos pocos personajes. Observarlos en su cotidianidad, escucharlos conversar sobre sus inquietudes. “Yo quiero saber por qué nací con síndrome de down”, pregunta una chica, por ejemplo. O relatan cómo conocieron a su actual pareja. Aunque quizás el momento de mayor emotividad se encuentre en una escena con su tía y su hija, a la que le pide que la pinte como si ella fuese un cuadro. También, como una especie de nexo visual, hay escenas armadas con personajes utilizando cabezas gigantes pintadas (algo así como versiones de Frank de Lenny Abrahamson artesanales). Escenas lúdicas que apuestan a lo expresivo sin necesidad de palabras. Esto le imprime un toque creativo y original a una película que podría haber apostado por algún golpe bajo o lugar común, cosa que no hace. Al final asistimos, como a una galería que se pasea frente a nosotros, a las obras que realizaron, pinturas muy distintas entre sí. A la larga, en El huevo del dinosaurio predomina la postura observacional. Nos permite ser testigos, incluirnos en una pequeña parte de la vida de estas personas, su cotidianidad. Más allá de la relación personal de la directora con el tema, ella apenas aparece, lo hace su voz emitiendo unas pocas preguntas.